vení, yo te protejo

volvia de la facultad. se había largado una lluvia torrencial imprevista que acentuó un estado de tristeza que venia fastidiandome desde adentro de la garganta durante el finde. intenté correr un par de cuadras. viendo la inutilidad de la tarea (me mojaba igual) me entregué a empaparme y desaceleré el paso. todo en mi empezó a gotear. mi remera, mi pollera de jean, mi cartera, mis pelos, mi cara. oculta entre la lluvia, di rienda suelta a las lágrimas que se me arremolinaban en la garganta. cada tanto me pasaba la mano por la jeta, escurriendome el agua; con la palma me restregaba los ojos intentando que el delineador no me manchase toda la cara de negro. la lluvia y mi llanto se entre mezclaban, y yo solo atinaba a meter las patas con ojotas en los charcos de agua.

tuve que cruzar una calle inundada. me saqué las ojotas y empecé a cruzar en patas mientras miraba hacia arriba como se ennegrecía cada vez mas el cielo; al llegar al otro lado me quedé mirando para arriba dejando que la lluvia me empapase. cuando bajé la vista, a 10 mts mío había un pibe con un paraguas mirándome; no se por qué, le sostuve la mirada. el flaco me vio avanzar cansinamente en su dirección sin hacer caso a la gente que corría por la vereda. instintivamente me sonrió, estiró su brazo izquierdo como invitándome a abrazarlo mientras con el derecho sostenía su paraguas y medio en joda, medio en serio, me gritó: vení, yo te protejo.

me frené unos segundos, dubitativa. de pronto me agarraron deseos enormes de fundirme en un abrazo con ese extraño que me sonreía agradablemente.

una cuadra después miré hacia atrás y ya no estaba; me enguajé una vez más la cara y pense que qué hermoso que hubiese sido si sí.