el prólogo a todos los hombres de mi vida está acá
cuando dije que iba a empezar desde el principio, lo decía en serio.
el primer hombre de mi vida fue, como el de todas, mi papá.
mis viejos se separaron cuando yo tenía un año. nunca los vi juntos en realidad. las pocas imágenes que tengo de ellos en la misma habitación vienen envueltas de gritos y discusiones. al contrario que muchos chicos, a mi nunca me afectó demasiado la separación. será que lo viví como algo muy natural.
mi mamá dejó a mi papá. el no quería separarse e incluso fue a terapia. no se si era amor por mi vieja o temor a quedarse solo. sea lo que sea, los miedos suelen ser más fuertes que el amor, e hizo lo que parecía imposible: que una persona como mi viejo, que nunca quiso cambiar, lo intentara. obviamente no le salió, que se yo. pero bueno.
mi papá siempre estuvo, mal que bien, (más mal que bien, en realidad), rondando mi vida.
hace poco, hablando con inés, descubrí que el sentimiento primero que me genera mi padre es culpa. me sentí un toque idiota por no haberme dado cuenta antes. lo que yo si sabía era que mi papá tiene, tuvo y tendrá la capacidad de generarme las más importantes experiencias de angustias que sufrí en mi vida. y no es decir poco, eh, tengan en cuenta que a mí se me murió mi mamá y conviví dos años con ella y su enfermedad. pero al contrario que mi viejo, mi mamá desactivaba mis angustias. aunque se estuviese muriendo, ella lograba calmarme. todo en ella era una búsqueda por evitarme el dolor y el sufrimiento. mi papá, en cambio, generaba lo inverso. discutir con mi papá (o simplemente disentir, cosa que hacemos cada segundo de nuestras existencias, ya que vemos el mundo desde ópticas completamente diferentes) implicó desde que tengo uso de razón grandes ataques de llanto y ahogos inexplicablemente graves provocados por las angustias que me generaba. mi viejo hace, aún hoy, que me sienta una basurita. no se como, pero siempre lo logra, de un modo u otro. siempre termino dándome cuenta de que no soy suficiente. este tipo genera en mi la incapacidad de expresarme correctamente, de explicar lo que me está pasando, y eso ya es decir mucho, porque si hay algo por lo que me caracterizo es mi claridad a la hora de comunicarme. mi viejo me exaspera a niveles inimaginables. siento que hablamos idiomas distintos y que soy incapaz de que entienda lo que le estoy tratando de decir. esta imposibilidad que nos mantiene incomunicados, pese a que el insiste en llamar todos los días para "hablar", es algo que arrastramos desde siempre. desde que tengo memoria, al menos. siempre estuvimos a destiempo. él siempre llegó tarde (esta anécdota lo demuestra).
desde la psicología esta bastante estudiado este temita del edipo que tenemos todos, y del cual yo no me salvé (creo que no me salvo de ninguna de las neurosis que andan dando vuelta, soy medio de manual). desde que tengo uso de razón intenté que mi papá me quisiese. pero para mi viejo nunca era suficiente; creo que lo único que me reconoció como persona es que siempre fui una mina inteligente y responsable. después, nada. nunca tuve para él los suficientes amigos, ni el carácter correcto, ni fui lo suficientemente linda, ni lo suficientemente flaca, ni los pibes me miraban lo suficiente; según él, es mi forma de ser lo que hace que esté sola, que ningún tipo me quiera. como para muestra sobra un botón, esta anécdota nos pinta a ambos de cuerpo entero: yo esperando que me vea, él no viéndome. como ésa, miles. así es mi papá.
y yo, pese a todo lo autosuficiente, independiente y madura que fui siempre, nunca lo acepté. nunca acepté que mi viejo no me considerara la más linda ni la más genial de las personas del universo. al fin y al cabo, ¿no es eso lo que hacen los padres?. bueno, mi papá no.
inés dice que mi viejo traslada a mi los problemas y traumas que le dejó la relación con mi madre. que mi mamá no lo quisiese, dice ella, generó en él un nivel de frustración que nunca superó y que descarga conmigo. la culpa, según ella, se deriva de que desde chica mi padre trasladó a mi persona sus quilombos con mi vieja. por eso, que todo el tiempo diga que me parezco a ella (como si fuese un insulto, cuando parecerme a ella es lo que más quisiese pero no) es solo una muestra más de todo esto. así, desde chiquita, según inés, él generó conmigo una cuestión de manipulación culposa, que yo interioricé. eso explicaría el nivel de angustia que me genera alguien que realmente no es tan trascendente en mi cotidaneidad. la angustia, belén, nace de cuestiones muy específicas: la culpa es uno de sus mayores generadores. cada vez que vos discutís con tu papá, que vos sentís que no tiene sentido lo que te dice, pensá que él no está discutiendo solo con vos, sino con lo que vos personificás para él, vos sos la expresión cúlmine de un gran fracaso en su vida. salite de ese lugar, vos no tenés la culpa de nada. basta belén, si el no crece, crecé vos.
yo hice muchas cosas para obtener el amor de mi padre. pero cuánto más me esforzaba yo, menos interés tenía él. una vez, en un colectivo garabatié esto que luego subí (y que él leyó, y no se si entendió). y es que, en la realidad, mi padre y yo solo compartimos las pestañas largas, la boca y un cuadro de fútbol, muestra máxima de mi búsqueda de que me quisiese a mi más que a nadie. ¿quién más se haría de estudiantes viviendo en madryn sino?. pero nada funcionó.
el momento cúlmine de la búsqueda de ese amor, sin embargo, se expresó en 4to grado. un día decidí que me iba a vivir con mi papá. mi vieja no pudo convencerme de que era una pésima idea. yo persistí; era mi último intento desesperado. viví largos meses con él (ya no recuerdo cuántos). lo que si recuerdo es que la pasé muy mal. yo no cuadraba en esa familia en donde la cotidaneidad eran los gritos, dónde la gente no se saludaba al levantarse ni cuando se iba, donde las reuniones eran en torno al televisor y dónde se pasaba del amor al odio en solo 20 minutos. esos meses, con 9 años, aprendí que según mi padre yo era una persona egoísta, gorda, que no valoraba a los demás, que no sabía hacer nada de lo que debería hacer, que era desagradecida, mala compañera y mal educada. el nivel de angustia y llanto que me generaron esos meses terribles fueron horribles. en ese momento entonces hice un click; apagué el interruptor. decidí que si mi viejo no me quería, entonces ya no tenía que importarme. derrotada, me volví con mi mamá. desaparecieron las angustias cotidianas y las discusiones, volví a casa, a mi familia. yo para mi vieja no era una desilusión, para mi vieja era la persona más genial del universo, ¿no es eso lo que hacen los padres?. bueno, mi vieja si.
a partir de ahí, mi relación con papá se volvió ríspida. no le dejé pasar ninguna mas. nos peleabamos por todo. estoy convencida, todavía ahora, haciendo terapia y 16 años después, que mi viejo sigue haciendo todo mal. y no le dejo pasar una, todavía.
nuestra relación se basa entonces en un juego escabroso en donde el usa todo el tiempo la culpa y la manipulación, y yo me rebelo torpemente a eso dando puñetazos al pedo y discutiendo cosas que ya debería haber aprendido que no tengo que discutir; sigo intentándo explicarle. y la angustia siempre está, sigue estando.
inés dice que cuando logre solucionar esa angustia que mi padre me genera, cuando logre que ya no me importe, es cuando finalmente voy a llegar a perdonarlo y a librarme (a liberarnos). y que va a ser recién ahí, dice ella, que voy a poder encauzar mi relación con los hombres.
cuando mi inconciente aprenda que no todos los hombres son como mi padre.
y que no todos los padres son como mi hombre, el primero: mi papá.
cuando dije que iba a empezar desde el principio, lo decía en serio.
el primer hombre de mi vida fue, como el de todas, mi papá.
mis viejos se separaron cuando yo tenía un año. nunca los vi juntos en realidad. las pocas imágenes que tengo de ellos en la misma habitación vienen envueltas de gritos y discusiones. al contrario que muchos chicos, a mi nunca me afectó demasiado la separación. será que lo viví como algo muy natural.
mi mamá dejó a mi papá. el no quería separarse e incluso fue a terapia. no se si era amor por mi vieja o temor a quedarse solo. sea lo que sea, los miedos suelen ser más fuertes que el amor, e hizo lo que parecía imposible: que una persona como mi viejo, que nunca quiso cambiar, lo intentara. obviamente no le salió, que se yo. pero bueno.
mi papá siempre estuvo, mal que bien, (más mal que bien, en realidad), rondando mi vida.
hace poco, hablando con inés, descubrí que el sentimiento primero que me genera mi padre es culpa. me sentí un toque idiota por no haberme dado cuenta antes. lo que yo si sabía era que mi papá tiene, tuvo y tendrá la capacidad de generarme las más importantes experiencias de angustias que sufrí en mi vida. y no es decir poco, eh, tengan en cuenta que a mí se me murió mi mamá y conviví dos años con ella y su enfermedad. pero al contrario que mi viejo, mi mamá desactivaba mis angustias. aunque se estuviese muriendo, ella lograba calmarme. todo en ella era una búsqueda por evitarme el dolor y el sufrimiento. mi papá, en cambio, generaba lo inverso. discutir con mi papá (o simplemente disentir, cosa que hacemos cada segundo de nuestras existencias, ya que vemos el mundo desde ópticas completamente diferentes) implicó desde que tengo uso de razón grandes ataques de llanto y ahogos inexplicablemente graves provocados por las angustias que me generaba. mi viejo hace, aún hoy, que me sienta una basurita. no se como, pero siempre lo logra, de un modo u otro. siempre termino dándome cuenta de que no soy suficiente. este tipo genera en mi la incapacidad de expresarme correctamente, de explicar lo que me está pasando, y eso ya es decir mucho, porque si hay algo por lo que me caracterizo es mi claridad a la hora de comunicarme. mi viejo me exaspera a niveles inimaginables. siento que hablamos idiomas distintos y que soy incapaz de que entienda lo que le estoy tratando de decir. esta imposibilidad que nos mantiene incomunicados, pese a que el insiste en llamar todos los días para "hablar", es algo que arrastramos desde siempre. desde que tengo memoria, al menos. siempre estuvimos a destiempo. él siempre llegó tarde (esta anécdota lo demuestra).
desde la psicología esta bastante estudiado este temita del edipo que tenemos todos, y del cual yo no me salvé (creo que no me salvo de ninguna de las neurosis que andan dando vuelta, soy medio de manual). desde que tengo uso de razón intenté que mi papá me quisiese. pero para mi viejo nunca era suficiente; creo que lo único que me reconoció como persona es que siempre fui una mina inteligente y responsable. después, nada. nunca tuve para él los suficientes amigos, ni el carácter correcto, ni fui lo suficientemente linda, ni lo suficientemente flaca, ni los pibes me miraban lo suficiente; según él, es mi forma de ser lo que hace que esté sola, que ningún tipo me quiera. como para muestra sobra un botón, esta anécdota nos pinta a ambos de cuerpo entero: yo esperando que me vea, él no viéndome. como ésa, miles. así es mi papá.
y yo, pese a todo lo autosuficiente, independiente y madura que fui siempre, nunca lo acepté. nunca acepté que mi viejo no me considerara la más linda ni la más genial de las personas del universo. al fin y al cabo, ¿no es eso lo que hacen los padres?. bueno, mi papá no.
inés dice que mi viejo traslada a mi los problemas y traumas que le dejó la relación con mi madre. que mi mamá no lo quisiese, dice ella, generó en él un nivel de frustración que nunca superó y que descarga conmigo. la culpa, según ella, se deriva de que desde chica mi padre trasladó a mi persona sus quilombos con mi vieja. por eso, que todo el tiempo diga que me parezco a ella (como si fuese un insulto, cuando parecerme a ella es lo que más quisiese pero no) es solo una muestra más de todo esto. así, desde chiquita, según inés, él generó conmigo una cuestión de manipulación culposa, que yo interioricé. eso explicaría el nivel de angustia que me genera alguien que realmente no es tan trascendente en mi cotidaneidad. la angustia, belén, nace de cuestiones muy específicas: la culpa es uno de sus mayores generadores. cada vez que vos discutís con tu papá, que vos sentís que no tiene sentido lo que te dice, pensá que él no está discutiendo solo con vos, sino con lo que vos personificás para él, vos sos la expresión cúlmine de un gran fracaso en su vida. salite de ese lugar, vos no tenés la culpa de nada. basta belén, si el no crece, crecé vos.
yo hice muchas cosas para obtener el amor de mi padre. pero cuánto más me esforzaba yo, menos interés tenía él. una vez, en un colectivo garabatié esto que luego subí (y que él leyó, y no se si entendió). y es que, en la realidad, mi padre y yo solo compartimos las pestañas largas, la boca y un cuadro de fútbol, muestra máxima de mi búsqueda de que me quisiese a mi más que a nadie. ¿quién más se haría de estudiantes viviendo en madryn sino?. pero nada funcionó.
el momento cúlmine de la búsqueda de ese amor, sin embargo, se expresó en 4to grado. un día decidí que me iba a vivir con mi papá. mi vieja no pudo convencerme de que era una pésima idea. yo persistí; era mi último intento desesperado. viví largos meses con él (ya no recuerdo cuántos). lo que si recuerdo es que la pasé muy mal. yo no cuadraba en esa familia en donde la cotidaneidad eran los gritos, dónde la gente no se saludaba al levantarse ni cuando se iba, donde las reuniones eran en torno al televisor y dónde se pasaba del amor al odio en solo 20 minutos. esos meses, con 9 años, aprendí que según mi padre yo era una persona egoísta, gorda, que no valoraba a los demás, que no sabía hacer nada de lo que debería hacer, que era desagradecida, mala compañera y mal educada. el nivel de angustia y llanto que me generaron esos meses terribles fueron horribles. en ese momento entonces hice un click; apagué el interruptor. decidí que si mi viejo no me quería, entonces ya no tenía que importarme. derrotada, me volví con mi mamá. desaparecieron las angustias cotidianas y las discusiones, volví a casa, a mi familia. yo para mi vieja no era una desilusión, para mi vieja era la persona más genial del universo, ¿no es eso lo que hacen los padres?. bueno, mi vieja si.
a partir de ahí, mi relación con papá se volvió ríspida. no le dejé pasar ninguna mas. nos peleabamos por todo. estoy convencida, todavía ahora, haciendo terapia y 16 años después, que mi viejo sigue haciendo todo mal. y no le dejo pasar una, todavía.
nuestra relación se basa entonces en un juego escabroso en donde el usa todo el tiempo la culpa y la manipulación, y yo me rebelo torpemente a eso dando puñetazos al pedo y discutiendo cosas que ya debería haber aprendido que no tengo que discutir; sigo intentándo explicarle. y la angustia siempre está, sigue estando.
inés dice que cuando logre solucionar esa angustia que mi padre me genera, cuando logre que ya no me importe, es cuando finalmente voy a llegar a perdonarlo y a librarme (a liberarnos). y que va a ser recién ahí, dice ella, que voy a poder encauzar mi relación con los hombres.
cuando mi inconciente aprenda que no todos los hombres son como mi padre.
y que no todos los padres son como mi hombre, el primero: mi papá.
Muchas veces, cuando leo tus post me dan ganas de tener una psicóloga como Inés... te hace muy bien y si a eso le sumás tu capacidad para expresar sentimientos a través de la escritura, da gusto leerlo.
ResponderEliminarSergio
sergio, si vivis por almagro puedo pasarte el número. inés es una genia.
Eliminargracias por la buena onda de siempre. besote.
jodida tu relación con tu viejo. Jodidísima.
ResponderEliminarlo que toca toca.
EliminarMi viejo tmb nos trataba de gordos, y se recataba en la mesa, pero bien de noche iba y atacaba No entiendo cómo tu viejo llegó a leer tu blog, si vos se lo pasaste o lo encontró de rebote. Si es lo primero, no debe haber sido fácil tomar la decisión.
ResponderEliminarRaro lo de algunos psicos que conciben la vida como un mecanismo de relojería en el que ajustás dos tornillos y zas, anda todo fenómeno. Casi pensamiento mágico/hollywoodesco.
es el problema de tener a tu viejo en el facebook (y que él solo tenga 20 contactos, claro, jaja).
Eliminarna, inés no lo concibe así. me olvidé de volver a escribirte. no se si querés que lo haga, tampoco quiero ser goma. beso.
"bien de noche iba y atacaba los potes de helado y los dulce de leche Chimbote", eso quise poner.
EliminarSi te da paja responder todo bien. Si el morocho es empleado todo bien.
Siempre estuve entre los "preferidos" de mis maestras/os en la primaria y aún después. Mi madre (que todavía, a los 87, quiere que le escuches lo mal que la trataba su madre) no me permitía "creermela". Aparentemente, ella consideraba su deber prepararme para los golpes de la vida mostrándose indiferente a los méritos que yo le ofrendaba. Hasta que a los 17 casi me maté en un "accidente" evitable y empecé a odiarla. Y agarré la costumbre de abandonar histéricamente aquello en lo que andara bien (Historia, Arte, trabajos); cosa de adelantarme al fracaso. Hoy entiendo que la pobre sólo hacía lo que sus limitaciones y sus miedos le permitían.
ResponderEliminar¿Conocés la película prehistórica (1980) "Gente como uno", de Redford? http://www.imdb.com/title/tt0081283/ Creo que vale la pena.
no la conozco, la voy a ver.
Eliminarandas bien en todo eso. seguís andando.
perdonar es el primer paso. pero como cuesta, la pucha.
besote bob. sos de mis preferidos.
Puff ,sonó otro viejo.....
ResponderEliminarbelen, te entiendo hasta la lagrima! el egoismo y la paternidad para mi no se conjugan en la misma oracion pero para mi viejo si, dos opticas, dos mundos cuanta distancia........Debemos aprender a lidiar con la limitaciones de los demas pero las de los padres son heridas en el alma....
ResponderEliminarasi es.
Eliminarhola seren. un gusto que andes por aqui. besote.