- interrumpimos la programación habitual para dejar un mensaje de fin de año espantosamente optimista. sepan disculpar, el 1° de enero llena de garrapiñadas, vitel toné y viendome en el espejo más gorda que nunca volveré a ser la yo malhumorada que todos conocemos, debe ser algo hormonal. gracias por su atención -
ayer se me ocurrió que el 31 de diciembre voy a cambiar mi vida. daré un giro drástico. seré menos yo, y más mejor.
no se por qué el 31. o si se, uno tiene esa idea pelotuda de que los años nuevos permiten una transformación mágica y borrón y cuenta buena (quise poner nueva, pero creo que el inconciente trabajó mejor ahí, asique lo dejo).
estuve fantaseando mucho como vendría este 2013. más feliz, con mucho trabajo que me guste, escribiendo mucho, entrenando mucho, siendo flaca muy flaca, enamorandome mucho mucho mucho mucho.
tengo ganas de dejar de tener miedo a que no me quieran, a no ser suficiente, a que no me extrañen, a no ser. tengo ganas de amar, amar locamente. enamorarme tropezar levantarme y amar más, de nuevo, a gente distinta entre sí, enamorarme otra vez y reirme, divertirme como una loca y amar y que me importe un pito si me aman a mi.
el 2013 será el año en que querido, me importes un pito.
la nueva yo que fantaseo me cae extremadamente bien.
tenemos que cerrar bien los ojos, como cuando eramos chicos y pensabamos que con solo apretar los párpados lo suficientemente fuerte (ojo, tiene que doler, sino no funciona) todo empezaba de cero.
solo lo hice una vez más, de grande, sentada al lado de la cama de mi mamá; ella ya estaba muy enferma. en eso estaba yo cuando escuché que entre risas me preguntaba que estaba haciendo. desear fuerte que nunca me dejes, le contesté. se rió de nuevo mientras me hacía un gesto de que hambre y me pedia que le alcance las pantuflas.
para hoy pidamos mucha vida, pero de la linda, de la llena, de la feliz. y lo mejor: que la pasemos juntos. esta noche voy a cerrar fuerte los ojos y voy a pensar en ustedes, en que nunca nos dejemos. estoy segura de que de alguna forma extraña, funciona.
nos deseo a todos para este 2013 muchas ganas de vivir. que la vida se nos desborde.
no puedo esperar a la noche; estoy en ascuas. como una nena esperando a papa noel, aún sabiendo que no existe, que nunca existió.
ayer se me ocurrió que el 31 de diciembre voy a cambiar mi vida. daré un giro drástico. seré menos yo, y más mejor.
no se por qué el 31. o si se, uno tiene esa idea pelotuda de que los años nuevos permiten una transformación mágica y borrón y cuenta buena (quise poner nueva, pero creo que el inconciente trabajó mejor ahí, asique lo dejo).
estuve fantaseando mucho como vendría este 2013. más feliz, con mucho trabajo que me guste, escribiendo mucho, entrenando mucho, siendo flaca muy flaca, enamorandome mucho mucho mucho mucho.
tengo ganas de dejar de tener miedo a que no me quieran, a no ser suficiente, a que no me extrañen, a no ser. tengo ganas de amar, amar locamente. enamorarme tropezar levantarme y amar más, de nuevo, a gente distinta entre sí, enamorarme otra vez y reirme, divertirme como una loca y amar y que me importe un pito si me aman a mi.
el 2013 será el año en que querido, me importes un pito.
la nueva yo que fantaseo me cae extremadamente bien.
tenemos que cerrar bien los ojos, como cuando eramos chicos y pensabamos que con solo apretar los párpados lo suficientemente fuerte (ojo, tiene que doler, sino no funciona) todo empezaba de cero.
solo lo hice una vez más, de grande, sentada al lado de la cama de mi mamá; ella ya estaba muy enferma. en eso estaba yo cuando escuché que entre risas me preguntaba que estaba haciendo. desear fuerte que nunca me dejes, le contesté. se rió de nuevo mientras me hacía un gesto de que hambre y me pedia que le alcance las pantuflas.
para hoy pidamos mucha vida, pero de la linda, de la llena, de la feliz. y lo mejor: que la pasemos juntos. esta noche voy a cerrar fuerte los ojos y voy a pensar en ustedes, en que nunca nos dejemos. estoy segura de que de alguna forma extraña, funciona.
nos deseo a todos para este 2013 muchas ganas de vivir. que la vida se nos desborde.
no puedo esperar a la noche; estoy en ascuas. como una nena esperando a papa noel, aún sabiendo que no existe, que nunca existió.