mi abuela, la mala, hacía rompecabezas. sobre una tabla de madera. mis recuerdos de la plata en las buenas epocas (aquellas en donde yo no sabía que era mala) se enmarcan mezclando caprichosamente un gomero, la pava roja chillando, yo leyendo las historietas del diario el día (olaf el vikingo era mi favorita) y mi abuela haciendo rompecabezas.
no me dejaba tocar nada. "no toques belén, me mezclás las fichas" me decía. yo, de maldita que era nomás, aprovechaba a tocar todo cuando se iba lejos, al baño por ejemplo. pero ella volvía y se daba cuenta de todo, no se como (bueno, ahora sé, debía ponerlas todas mal, pero en aquel entonces para mi era un misterio). "te dije que no toques, belén. ¿a vos los limites te importan un pito, eh?" y me retaba pero yo solo podía concentrarme en el cigarrillo que llevaba siempre en la mano. y tosía. tosia mucho.
a mi mamá no le gustaban los juegos de mesa (calculo que era porque a mi mamá no le gustaba nada que le gustara a mi abuela la mala) pero decía que era la única forma de mantenerme sentada en una silla. mi mamá me enseñó: primero hay que separar las fichas por colores. y después empezar a armar el borde. yo me pasaba horas enteras armando rompecabezas y me re salían, porque tenía dos o tres y me los sabía de memoria entonces los armaba más rapido. o sea, más rápido cuando rosa no me hacía perder el tiempo obligandome a ir a dormir la siesta porque sino cuando mamá volvía decía que me la pasaba de mal humor. eran largas las tardes esperandola. más cuando me obligaban a la siesta. y como yo no quería me acostaba con los ojos bien abiertos y no dormía nada, de maldita que era nomás, y estaba de mal humor igual, y sin hacer rompecabezas. mi mama siempre decía que los limites me importaban un pito, que no había caso conmigo.
y la verdad que no, que no había.
de chica me encantaba hacer rompecabezas.
de grande me olvidé.
no me dejaba tocar nada. "no toques belén, me mezclás las fichas" me decía. yo, de maldita que era nomás, aprovechaba a tocar todo cuando se iba lejos, al baño por ejemplo. pero ella volvía y se daba cuenta de todo, no se como (bueno, ahora sé, debía ponerlas todas mal, pero en aquel entonces para mi era un misterio). "te dije que no toques, belén. ¿a vos los limites te importan un pito, eh?" y me retaba pero yo solo podía concentrarme en el cigarrillo que llevaba siempre en la mano. y tosía. tosia mucho.
a mi mamá no le gustaban los juegos de mesa (calculo que era porque a mi mamá no le gustaba nada que le gustara a mi abuela la mala) pero decía que era la única forma de mantenerme sentada en una silla. mi mamá me enseñó: primero hay que separar las fichas por colores. y después empezar a armar el borde. yo me pasaba horas enteras armando rompecabezas y me re salían, porque tenía dos o tres y me los sabía de memoria entonces los armaba más rapido. o sea, más rápido cuando rosa no me hacía perder el tiempo obligandome a ir a dormir la siesta porque sino cuando mamá volvía decía que me la pasaba de mal humor. eran largas las tardes esperandola. más cuando me obligaban a la siesta. y como yo no quería me acostaba con los ojos bien abiertos y no dormía nada, de maldita que era nomás, y estaba de mal humor igual, y sin hacer rompecabezas. mi mama siempre decía que los limites me importaban un pito, que no había caso conmigo.
y la verdad que no, que no había.
de chica me encantaba hacer rompecabezas.
de grande me olvidé.
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