mis padres fueron radicales, yo soy peronista, lo de progre vino por default. no entiendo lo de guardar secretos y siempre lloro en todas las sesiones con mi analista así siento que no desperdicio 700 pé. mi último gran descubrimiento es que soy una discapacitada vincular. lo específico nunca fue mi fuerte, amo odiarme y te juro que soy mejor con la cara en movimiento.

la unica diferencia entre la realidad y la ficción es que la ficción debe ser verosímil .- mark twain

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dijo de belén el caricaturista historiador bobrow: "el idiolecto de la autora de este blog asume todos los tópicos culturales más políticamente incorrectos de occidente sin por ello asumir su carga ideológica".

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lunes, 25 de junio de 2012

de que maldita era o de como me acabo de acordar

mi abuela, la mala, hacía rompecabezas. sobre una tabla de madera. mis recuerdos de la plata en las buenas epocas (aquellas en donde yo no sabía que era mala) se enmarcan mezclando caprichosamente un gomero, la pava roja chillando, yo leyendo las historietas del diario el día (olaf el vikingo era mi favorita) y mi abuela haciendo rompecabezas.
no me dejaba tocar nada. "no toques belén, me mezclás las fichas" me decía. yo, de maldita que era nomás, aprovechaba a tocar todo cuando se iba lejos, al baño por ejemplo. pero ella volvía y se daba cuenta de todo, no se como (bueno, ahora sé, debía ponerlas todas mal, pero en aquel entonces para mi era un misterio). "te dije que no toques, belén. ¿a vos los limites te importan un pito, eh?" y me retaba pero yo solo podía concentrarme en el cigarrillo que llevaba siempre en la mano. y tosía. tosia mucho.
       
a mi mamá no le gustaban los juegos de mesa (calculo que era porque a mi mamá no le gustaba nada que le gustara a mi abuela la mala) pero decía que era la única forma de mantenerme sentada en una silla. mi mamá me enseñó: primero hay que separar las fichas por colores. y después empezar a armar el borde. yo me pasaba horas enteras armando rompecabezas y me re salían, porque tenía dos o tres y me los sabía de memoria entonces los armaba más rapido. o sea, más rápido cuando rosa no me hacía perder el tiempo obligandome a ir a dormir la siesta porque sino cuando mamá volvía decía que me la pasaba de mal humor. eran largas las tardes esperandola. más cuando me obligaban a la siesta. y como yo no quería me acostaba con los ojos bien abiertos y no dormía nada, de maldita que era nomás, y estaba de mal humor igual, y sin hacer rompecabezas. mi mama siempre decía que los limites me importaban un pito, que no había caso conmigo.
                                                              y la verdad que no, que no había.





de chica me encantaba hacer rompecabezas.

                                                                          de grande me olvidé.

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