bienaventurados los iracibles

el silencio me taladra los tímpanos.
             se mete adentro de mis oídos, me perfora el cerebro
trato de tapar el silencio de un domingo en un tercer piso de un edificio cualquiera.
               pero no puedo.
me enferma solo escuchar de fondo platos y tenedores de una familia tipo compartiendo. será que nunca tuve una familia de las que me venden en la televisión.

siempre que estoy triste escucho musica que podría ser la banda sonora de la peli un día de furia.
prefiero la furia a la tristeza. la furia por lo menos se mueve. estalla. revienta. despedaza. no te deja escuchar, te tapa, te saca de vos. salpica agresivamente manchando todo alrededor.
la tristeza es mas inteligente. empieza a derramarse desde un costado de tu cerebro y tímida pero constante, te va envolviendo. cuando logró llenarte, se derrama plácidamente mientras te ahoga en el proceso. incapaz de salirte de ese nudo de angustia y pelotudez cósmica, caes derrotado en la pasividad.

si me aturdo con musica a lo mejor logro confundirme y apagar el silencio;
                                                         siempre preferí morder a llorar.