hoy me levanté con una muy mala noticia.
intenté hacer mis actividades de la mañana como cualquier otro día.
volví a casa para almorzar y prendí el horno para hacerme una milanesa, sin darme cuenta que había una fuente de plástico adentro. para cuando me enteré, la casa y el horno eran el monumento al plástico quemado. fastidiada, abrí todo intentando ventilar, y almorcé una fruta.
como esta semana nada fue como debería haber sido, respiré hondo y decidí que lo peor ya había pasado. me cambié y me fui a comprar el pasaje para madryn. en el trayecto, se me rompió un pedazo de taco de la sandalia, por lo cual caminé dando saltitos todas las cuadras que me separaban del bondi y mi destino. me tomé el 132 y obviamente no noté que era un viernes a la tarde, por lo cual la ciudad era un caos. tardé una hora y media en llegar al lugar, cuando a esa hora tenía que estar encontrándome en la otra punta de la ciudad con un historiador ocupado al cual era patético que yo, o sea nadie, dejara plantado. no tenía el celular ni nada para avisarle, por lo cual empecé a entrar en un estado de desesperación. estado que, a decir verdad, me asalta seguido en esta ciudad; sentirme atrapada en calles llenas de gente me genera una fobia horrenda que hace que el corazón me lata a mil y empiece a transpirar. casi paralizada intentaba pensar, pero nunca fui canchera para solucionar nada, menos que menos lo soy para moverme en una buenos aires encastrada de autos. mientras compraba el pasaje (casi que me toca comer las garrapiñadas mientras viajo) y soportaba que la idiota de la cajera me dijera que la de la foto de la cédula NO ERA YO (si señora, soy yo) NO SE, NO SE PARECE, NO TIENE OTRA IDENTIFICACIÓN (si señora, tengo el carnet de conducir) AH, PERO ESTE CARNET ES DE MADRYN (¿¿¿y???, ¡dice que soy yo igual!). los minutos seguían pasando y para cuando logré convencerla de que me vendiese el pasaje eran las 16.40 (a las 16.30 tenía que estar con el historiador importante en puan, dato no menor). transpirando a cuatro manos salí y corrí un par de cuadras (les juro, no hago cosas muy lógicas cuando estoy en estos estados) e hice lo primero que se me ocurrió (mucha serie yanqui me pa), me tome un taxi.
TERRIBLE ERROR. en cuanto me senté y abrí la billetera vi que solo tenía 50$. no tenía ni idea de cuánto saldría un taxi hasta puan, pero ¿si salía más, qué?. el taxista me miró y en un ataque de sinceridad desesperada, le largué: mirá, tengo cincuenta pesos nomás, llevame hasta donde llegues. estoy apuradísima, además.
el tipo me miró y solo atinó a contestar:
- es viernes y son casi las 5 de la tarde. andá haciendote el cuadro de la situación.
me mordí el labio con desesperación y asentí mientras el tachero me miraba curioso por el espejo retrovisor. obviamente avanzabamos a paso de hombre por las calles de esta ciudad de mierda y mi locura crecía. ¿qué le iba a decir al historiador importante? pero que pelotuda que era, como podía ser que viviendo hace 6 años todavía no hubiese aprendido a resolver las situaciones del orto que me generaba esta ciudad de mierda la puta que me parió.
el taxista sin tener nada que hacer debido a lo trabado que estaba el tránsito se dedicaba a observarme por el espejo retrovisor.
- tranqui, petisa. nada puede ser tan importante.
belén.- no, claro.
- ¿qué pasó?
belén.- nada, nada.
- no parece.
belén.- estoy teniendo un día de mierda. es eso.
- veo.
belén.- si.
desbordada por todo (la situación, la ciudad, el tránsito, mi odio hacia mi misma, el día de mierda que estaba teniendo y el tono amable del taxista) se me llenaron los ojos de lágrimas. miré por la ventana intentando concentrarme para no hacer papelón. pensá en cosas lindas belén, en las olas, el viento, sucundún sucundún, te vas a ir a madryn, pinguinos, no mas colectivos, haceme el favor de no ser tan ridícula para llorar en el taxi, dale, concentrate. inútil, las lágrimas se agolpaban y me nublaban la situación y más o menos a la altura de Av. Rivadavia al 2000 empezaron a escaparseme una tras otra sin remedio. mirá por la ventana belén, no seas papelonera por favor la puta que te parió pensaba mientras apretaba los dientes, la concha de la lora dios mio belén basta basta.
- nooo, no me digas que estás llorando.
belén.- no, no, está todo bien no te preocupes.
- pero si estás llorando.
belén.- no no, no son lágrimas.
- ¿es sangre? no me digas que estoy transportando a la virgencita milagrosa.
el guiño amable hizo que las lágrimas que intentaba contener empezaran a salir en borbotones.
belén.- no es nada, es un ataque de histeria, ya se me va a pasar.
- nooo, pero no llores que me matás y voy a tener que bajar a comprarte un helado o algo.
belén.- decís eso porque no me conocés.
- no, claro. si te conociese mínimo te tengo que llevar de paseo a mar del plata.
como pude, le sonreí, intentando parecer digna entre la escena entre patética y ridícula que estaba protagonizando.
- dale petisa, contame. pensá que no me vas a ver nunca más, aprovechá.
belén.- nada, estoy angustiada y esta ciudad... es como que saca lo peor de mi, es eso. siento que me expulsa.
- es jodida buenos aires. ¿de dónde sos?
belén.- de madryn
- naaaa, en serio.
belén.- si. y siento que me ahogo acá. la gente, los autos, la soledad. te juro que me matan. cuando se combina todo, me parte al medio y no puedo manejar la situación. me desborda.
- yo soy de perú.
belén.- ¿en serio? no tenés acento, nada.
- vos si tenés.
belén.- ¿si?
- se te nota que no sos porteña de lejos petisa.
belén.- che, estamos llegando a los 50 mangos. dejame por acá, tengo la sube, me tomo algo desde acá.
- naaa, dejate de joder.
belén.- no, en serio.
- la próxima me pagás.
belén.- jajaa.
- va con intereses eh. nos vemos mañana a la misma hora y en el mismo lugar. ¿vivís por ahi?
belén.- no, por almagro.
- jodeme. yo también.
belén.- uh, somos vecinos, ahora si me vas a venir a cobrar en serio.
- vivo en gascón y perón. el hospital italiano, ubicás.
belén.- si, si. somos re vecinos. yo por parque centenario.
- te veía cara de petisa conocida.
belén.- jajaja
- pero si te reís tenés que dejar de llorar che.
belén.- perdón. cuando empieza no puedo pararlo.
- bueno, pero por lo menos te saqué unas sonrisas. sos jodida para sonreir eh.
belén.- no. es solo que estoy teniendo un mal día.
- jodida sos. se te nota.
belén.- quién sos, ludovica vos.
- ehhh
belén.- en serio. si no me quedase un poco de sentido del ridículo iría gritándo QUE MAL QUE LA ESTOY PASANDO.
- jajaja.
belén.- dejame acá, en serio. te voy a deber mucho y no quiero.
- me hiciste el chiste de gaudio. ahora te tengo que dejar en la dirección convenida, aunque sea tarde.
belén.- al pedo estoy yendo en realidad. ya se debe haber ido.
- si no te esperan a vos, petisa, son tremendos giles.
belén.- jajaa, que chamuyero.
- nunca hablé más en serio.
belén.- claro, así toda transpirada re garpo.
- obvio. garpás más que limpita, sabelo.
belén.- ya está. 40 minutos tarde es demasiado. ¡y encima te debo 20 mangos!
- no me debés nada. entre vecinos está bien.
belén.- en serio, dejame por acá.
- pensalo como una cadena de favores. al próximo que necesite una mano se la das por mi. ¿estás llorando otra vez? ¿por qué???
belén.- no se...
- pero... después de tanto trabajo...
belén.- es acá. gracias che, en serio.
- una cal y una de arena. si esta ciudad te expulsa, seguro que va a haber muchos como yo intentando que igual quieras quedarte.
me bajé y lo saludé con la mano. el historiador importante ya no estaba, obviamente. presenté los papeles para iniciar el trámite del título. cuando terminé, salí de puan y un vagabundo tirado en el piso me pidió una moneda, le di el peso que me quedaba en mi vacía billetera y me saludó al grito de yo sabía que lo bueno venía en frasco chico.
caminé hasta rivadavia y me tomé el subte.
sentada en los viejos vagones y con los auriculares puestos, seguí llorando pero ahora al ritmo de esta canción:
intenté hacer mis actividades de la mañana como cualquier otro día.
volví a casa para almorzar y prendí el horno para hacerme una milanesa, sin darme cuenta que había una fuente de plástico adentro. para cuando me enteré, la casa y el horno eran el monumento al plástico quemado. fastidiada, abrí todo intentando ventilar, y almorcé una fruta.
como esta semana nada fue como debería haber sido, respiré hondo y decidí que lo peor ya había pasado. me cambié y me fui a comprar el pasaje para madryn. en el trayecto, se me rompió un pedazo de taco de la sandalia, por lo cual caminé dando saltitos todas las cuadras que me separaban del bondi y mi destino. me tomé el 132 y obviamente no noté que era un viernes a la tarde, por lo cual la ciudad era un caos. tardé una hora y media en llegar al lugar, cuando a esa hora tenía que estar encontrándome en la otra punta de la ciudad con un historiador ocupado al cual era patético que yo, o sea nadie, dejara plantado. no tenía el celular ni nada para avisarle, por lo cual empecé a entrar en un estado de desesperación. estado que, a decir verdad, me asalta seguido en esta ciudad; sentirme atrapada en calles llenas de gente me genera una fobia horrenda que hace que el corazón me lata a mil y empiece a transpirar. casi paralizada intentaba pensar, pero nunca fui canchera para solucionar nada, menos que menos lo soy para moverme en una buenos aires encastrada de autos. mientras compraba el pasaje (casi que me toca comer las garrapiñadas mientras viajo) y soportaba que la idiota de la cajera me dijera que la de la foto de la cédula NO ERA YO (si señora, soy yo) NO SE, NO SE PARECE, NO TIENE OTRA IDENTIFICACIÓN (si señora, tengo el carnet de conducir) AH, PERO ESTE CARNET ES DE MADRYN (¿¿¿y???, ¡dice que soy yo igual!). los minutos seguían pasando y para cuando logré convencerla de que me vendiese el pasaje eran las 16.40 (a las 16.30 tenía que estar con el historiador importante en puan, dato no menor). transpirando a cuatro manos salí y corrí un par de cuadras (les juro, no hago cosas muy lógicas cuando estoy en estos estados) e hice lo primero que se me ocurrió (mucha serie yanqui me pa), me tome un taxi.
TERRIBLE ERROR. en cuanto me senté y abrí la billetera vi que solo tenía 50$. no tenía ni idea de cuánto saldría un taxi hasta puan, pero ¿si salía más, qué?. el taxista me miró y en un ataque de sinceridad desesperada, le largué: mirá, tengo cincuenta pesos nomás, llevame hasta donde llegues. estoy apuradísima, además.
el tipo me miró y solo atinó a contestar:
- es viernes y son casi las 5 de la tarde. andá haciendote el cuadro de la situación.
me mordí el labio con desesperación y asentí mientras el tachero me miraba curioso por el espejo retrovisor. obviamente avanzabamos a paso de hombre por las calles de esta ciudad de mierda y mi locura crecía. ¿qué le iba a decir al historiador importante? pero que pelotuda que era, como podía ser que viviendo hace 6 años todavía no hubiese aprendido a resolver las situaciones del orto que me generaba esta ciudad de mierda la puta que me parió.
el taxista sin tener nada que hacer debido a lo trabado que estaba el tránsito se dedicaba a observarme por el espejo retrovisor.
- tranqui, petisa. nada puede ser tan importante.
belén.- no, claro.
- ¿qué pasó?
belén.- nada, nada.
- no parece.
belén.- estoy teniendo un día de mierda. es eso.
- veo.
belén.- si.
desbordada por todo (la situación, la ciudad, el tránsito, mi odio hacia mi misma, el día de mierda que estaba teniendo y el tono amable del taxista) se me llenaron los ojos de lágrimas. miré por la ventana intentando concentrarme para no hacer papelón. pensá en cosas lindas belén, en las olas, el viento, sucundún sucundún, te vas a ir a madryn, pinguinos, no mas colectivos, haceme el favor de no ser tan ridícula para llorar en el taxi, dale, concentrate. inútil, las lágrimas se agolpaban y me nublaban la situación y más o menos a la altura de Av. Rivadavia al 2000 empezaron a escaparseme una tras otra sin remedio. mirá por la ventana belén, no seas papelonera por favor la puta que te parió pensaba mientras apretaba los dientes, la concha de la lora dios mio belén basta basta.
- nooo, no me digas que estás llorando.
belén.- no, no, está todo bien no te preocupes.
- pero si estás llorando.
belén.- no no, no son lágrimas.
- ¿es sangre? no me digas que estoy transportando a la virgencita milagrosa.
el guiño amable hizo que las lágrimas que intentaba contener empezaran a salir en borbotones.
belén.- no es nada, es un ataque de histeria, ya se me va a pasar.
- nooo, pero no llores que me matás y voy a tener que bajar a comprarte un helado o algo.
belén.- decís eso porque no me conocés.
- no, claro. si te conociese mínimo te tengo que llevar de paseo a mar del plata.
como pude, le sonreí, intentando parecer digna entre la escena entre patética y ridícula que estaba protagonizando.
- dale petisa, contame. pensá que no me vas a ver nunca más, aprovechá.
belén.- nada, estoy angustiada y esta ciudad... es como que saca lo peor de mi, es eso. siento que me expulsa.
- es jodida buenos aires. ¿de dónde sos?
belén.- de madryn
- naaaa, en serio.
belén.- si. y siento que me ahogo acá. la gente, los autos, la soledad. te juro que me matan. cuando se combina todo, me parte al medio y no puedo manejar la situación. me desborda.
- yo soy de perú.
belén.- ¿en serio? no tenés acento, nada.
- vos si tenés.
belén.- ¿si?
- se te nota que no sos porteña de lejos petisa.
belén.- che, estamos llegando a los 50 mangos. dejame por acá, tengo la sube, me tomo algo desde acá.
- naaa, dejate de joder.
belén.- no, en serio.
- la próxima me pagás.
belén.- jajaa.
- va con intereses eh. nos vemos mañana a la misma hora y en el mismo lugar. ¿vivís por ahi?
belén.- no, por almagro.
- jodeme. yo también.
belén.- uh, somos vecinos, ahora si me vas a venir a cobrar en serio.
- vivo en gascón y perón. el hospital italiano, ubicás.
belén.- si, si. somos re vecinos. yo por parque centenario.
- te veía cara de petisa conocida.
belén.- jajaja
- pero si te reís tenés que dejar de llorar che.
belén.- perdón. cuando empieza no puedo pararlo.
- bueno, pero por lo menos te saqué unas sonrisas. sos jodida para sonreir eh.
belén.- no. es solo que estoy teniendo un mal día.
- jodida sos. se te nota.
belén.- quién sos, ludovica vos.
- ehhh
belén.- en serio. si no me quedase un poco de sentido del ridículo iría gritándo QUE MAL QUE LA ESTOY PASANDO.
- jajaja.
belén.- dejame acá, en serio. te voy a deber mucho y no quiero.
- me hiciste el chiste de gaudio. ahora te tengo que dejar en la dirección convenida, aunque sea tarde.
belén.- al pedo estoy yendo en realidad. ya se debe haber ido.
- si no te esperan a vos, petisa, son tremendos giles.
belén.- jajaa, que chamuyero.
- nunca hablé más en serio.
belén.- claro, así toda transpirada re garpo.
- obvio. garpás más que limpita, sabelo.
belén.- ya está. 40 minutos tarde es demasiado. ¡y encima te debo 20 mangos!
- no me debés nada. entre vecinos está bien.
belén.- en serio, dejame por acá.
- pensalo como una cadena de favores. al próximo que necesite una mano se la das por mi. ¿estás llorando otra vez? ¿por qué???
belén.- no se...
- pero... después de tanto trabajo...
belén.- es acá. gracias che, en serio.
- una cal y una de arena. si esta ciudad te expulsa, seguro que va a haber muchos como yo intentando que igual quieras quedarte.
me bajé y lo saludé con la mano. el historiador importante ya no estaba, obviamente. presenté los papeles para iniciar el trámite del título. cuando terminé, salí de puan y un vagabundo tirado en el piso me pidió una moneda, le di el peso que me quedaba en mi vacía billetera y me saludó al grito de yo sabía que lo bueno venía en frasco chico.
caminé hasta rivadavia y me tomé el subte.
sentada en los viejos vagones y con los auriculares puestos, seguí llorando pero ahora al ritmo de esta canción:
Maravilloso, Belén. Y sí... quedate.
ResponderEliminargracias flor por la buena onda. es que lo que mata es la humedad.
Eliminarque grande el tachero. Y qué bien, qué lindo, qué todo, que contás las cosas.
ResponderEliminarel mejor tachero del mundo.
Eliminarno entendí lo de la mala leche, ni a que te referís.
ResponderEliminargracias por los cumplidos, igual.
beso.