ayer le decía a p.- que era mentira eso de que yo me merecía algo mejor. me hizo llorar reconocer en ella a mi vieja, a los designos de mi vieja. me criaron para ser sola. mejor sola que mal acompañada, decía mi vieja. mejor sola que con el tipo incorrecto. mejor sola que con un tipo del cual no estés locamente enamorada.
mejor sola que.
vos no necesitas a un tipo al lado que te haga feliz. me decia mi vieja. vos no necesitas a un tipo al lado que te haga feliz, me decía emulandola sin querer p.- vos te merecés algo mejor, belén. lo mejor.
escuchar a p.- tan igualita a mamá me hizo remover fantasmas. abrumada, intenté explicarle que eso es mentira. no me merezco algo mejor, porque eso mejor nunca llega.
p.- insistia en que yo no soy así, que yo se lo que valgo.
la miré y le respondí que yo ya no se que soy.
me siento como con una birome enfrente a una hoja en blanco. muchas veces estoy a punto de trazar la primer linea en el papel, siento ese cosquilleo de satisfacción de cuando vas a empezar un cuaderno nuevo y sabés que tenes por delante miles de hojas en blanco que vas a llenar con lo que quieras. pero después me arrepiento y no apoyo la lapicera. la hoja en blanco sigue intacta, ahí. interpelandome.
es como estar parada en una esquina con múltiples callecitas. o como si estuviese leyendo esos libros de elige tu propia aventura. puedo hacer lo que quiera, doblar donde quiera, ir a la página que quiera. pero me quedo ahi, atornillada. atonita ante tanto.
una vez alguien me dijo que el problema conmigo era que yo estaba muy segura de que me conocía. "yo siempre hago tal cosa" "yo nunca haría tal otra" "yo seguro preferiría"... de un tiempo hasta parte ya no se que pensar de mi misma. mis movimientos erráticos y sumamente contradictorios con la yo que tan segura estaba de ser me desconciertan y, a la vez, emocionan. hacer las cosas que yo nunca haría se siente bien.
hoy terminé llorando otra vez. no se si es porque no me quisiste, o por la certeza de haber tomado una decisión, o solo la frustración de sentirme rechazada, o el enojo de que permitiese que me arruinaras algo tan mio.
trate de enojarme, pero no me salió. tal vez como última concesión.
asique pensé en agradecerte. no se si es merito tuyo, ni por qué me pasó con vos, pero lograste remover cosas que estaban empantanadas desde hacía 4 años. las ganas de, la búsqueda de, la necesidad de. el llanto por algo externo. hace tiempo que nada que tuviese que ver con los vivos me movilizaba. me siento sintiendo por primera vez en mucho tiempo, le dije a p.- ayer. y aunque esa sensación sea acompañada de la frustración de que no me quieras cerca tuyo, es más que la neutralidad emocional en la que estuve sumergida todos estos años. es mejor.
nunca fui buena para las despedidas. siempre me las arreglé para inventar que en realidad eso no era el punto final de nada. la última vez que vi a mi viejo le sonreí mientras me subia al colectivo y exclamé: acordate de comprarme la mermelada light, la de durazno, porque es la única que me gusta.
la última vez que vi a mi vieja le dije: te quiero má, te prometo que nos vamos a casa pronto.
la negación es una de las tantas formas que tenemos (y una de las que más utilizo) para resolver. esto tenía fecha de vencimiento desde el día que nos conocimos y siempre me las arreglé para que pareciese que no. siempre patié la pelota para más adelante, pegándole mal, de puntín, sin poder controlar su trayectoria. nunca hice el gol, pero siempre aleje el momento de la definición a partir de patadas espasmódicas que te impulsaban lo suficientemente lejos y desviado como para olvidarme por unos meses de vos. nunca quise reconocer el final que nos merecíamos.
una de las pocas cosas que aprendí en la vida es que siempre hay que mirar bien antes de dar la espalda; nunca sabemos cuando va a ser la última vez que veamos a alguien.
mejor sola que.
vos no necesitas a un tipo al lado que te haga feliz. me decia mi vieja. vos no necesitas a un tipo al lado que te haga feliz, me decía emulandola sin querer p.- vos te merecés algo mejor, belén. lo mejor.
escuchar a p.- tan igualita a mamá me hizo remover fantasmas. abrumada, intenté explicarle que eso es mentira. no me merezco algo mejor, porque eso mejor nunca llega.
p.- insistia en que yo no soy así, que yo se lo que valgo.
la miré y le respondí que yo ya no se que soy.
me siento como con una birome enfrente a una hoja en blanco. muchas veces estoy a punto de trazar la primer linea en el papel, siento ese cosquilleo de satisfacción de cuando vas a empezar un cuaderno nuevo y sabés que tenes por delante miles de hojas en blanco que vas a llenar con lo que quieras. pero después me arrepiento y no apoyo la lapicera. la hoja en blanco sigue intacta, ahí. interpelandome.
es como estar parada en una esquina con múltiples callecitas. o como si estuviese leyendo esos libros de elige tu propia aventura. puedo hacer lo que quiera, doblar donde quiera, ir a la página que quiera. pero me quedo ahi, atornillada. atonita ante tanto.
una vez alguien me dijo que el problema conmigo era que yo estaba muy segura de que me conocía. "yo siempre hago tal cosa" "yo nunca haría tal otra" "yo seguro preferiría"... de un tiempo hasta parte ya no se que pensar de mi misma. mis movimientos erráticos y sumamente contradictorios con la yo que tan segura estaba de ser me desconciertan y, a la vez, emocionan. hacer las cosas que yo nunca haría se siente bien.
hoy terminé llorando otra vez. no se si es porque no me quisiste, o por la certeza de haber tomado una decisión, o solo la frustración de sentirme rechazada, o el enojo de que permitiese que me arruinaras algo tan mio.
trate de enojarme, pero no me salió. tal vez como última concesión.
asique pensé en agradecerte. no se si es merito tuyo, ni por qué me pasó con vos, pero lograste remover cosas que estaban empantanadas desde hacía 4 años. las ganas de, la búsqueda de, la necesidad de. el llanto por algo externo. hace tiempo que nada que tuviese que ver con los vivos me movilizaba. me siento sintiendo por primera vez en mucho tiempo, le dije a p.- ayer. y aunque esa sensación sea acompañada de la frustración de que no me quieras cerca tuyo, es más que la neutralidad emocional en la que estuve sumergida todos estos años. es mejor.
nunca fui buena para las despedidas. siempre me las arreglé para inventar que en realidad eso no era el punto final de nada. la última vez que vi a mi viejo le sonreí mientras me subia al colectivo y exclamé: acordate de comprarme la mermelada light, la de durazno, porque es la única que me gusta.
la última vez que vi a mi vieja le dije: te quiero má, te prometo que nos vamos a casa pronto.
la negación es una de las tantas formas que tenemos (y una de las que más utilizo) para resolver. esto tenía fecha de vencimiento desde el día que nos conocimos y siempre me las arreglé para que pareciese que no. siempre patié la pelota para más adelante, pegándole mal, de puntín, sin poder controlar su trayectoria. nunca hice el gol, pero siempre aleje el momento de la definición a partir de patadas espasmódicas que te impulsaban lo suficientemente lejos y desviado como para olvidarme por unos meses de vos. nunca quise reconocer el final que nos merecíamos.
una de las pocas cosas que aprendí en la vida es que siempre hay que mirar bien antes de dar la espalda; nunca sabemos cuando va a ser la última vez que veamos a alguien.
qué triste, pero qué bien contado.
ResponderEliminaryo leía y justo escuchaba esto http://www.youtube.com/watch?v=QW0i1U4u0KE
ResponderEliminary en el punto cúlmine del tema terminé la entrada, y lloré.
Me vi en otra persona tan, pero tan igualita, que se me puso la piel de gallina.
(vivo con el miedo constante de no dar bien la espalda, de hacer como si nada, y que esa vez sea la última y sea incorrecta)
Muy bueno
ResponderEliminar¿Son dos caminos?
ResponderEliminar1-
http://www.cosasqmepasan.com/2014/10/5-cosas-que-no-hay-que-decir-alguien.html#.VFFNb6P6iho
2-
https://ar.answers.yahoo.com/question/index?qid=20130215131243AATCy3t
Saludos