esta historia empieza acá
sigue acá
luego acá
acá la cuarta parte
y acá la quinta
bajamos las escaleras en silencio. en la puerta del edificio me sopapeó otra vez. lo soporté estoica.
le sonreí, como disculpándome.
bueno, me dijo, claramente esta es una noche de la cual no me voy a olvidar.
sonreí, otra vez, aunque entendí el tono. y lo que quiso decir.
cerré la puerta, subí a casa, cerré la otra puerta.
miré sobre la mesa. el preservativo autografiado no estaba. se lo había llevado.
me pregunté si fue una cosa de judío y lo usaría con otra pobre mina, o si realmente se lo llevó para recordar esta noche, esta situación, este desastre.
unos días después, me enteré por francisco que dijo que yo era una histérica. que no podía creer que no hayamos cojido.
en cierta forma entendí su ego herido. la putita de belén, que se había bajado a dos al hilo del equipo, no le había entregado al sopapa trosko recoletense.
pobre.
nunca más me volvió a llamar. yo al los tres días del fatídico encuentro lo borré del face.
que suerte cuando luego de un desastre los dos están de acuerdo tácitamente en que no hay que volverse a ver. no es algo que suela darse muy seguido.
igualmente, mis amigas sostienen que al menos debería haberlo desnudado para poder desentrañar el misterio. ¿qué le pasaba al sopapa?, ¿lo tenía atrapado en el calzón?, ¿micro pene?, ¿no se le paraba?.
yo les puedo jurar que con mis posaderas busqué bien.
hoy tengo una única explicación (y las fuentes fotográficas parecieran confirmarlo): ese chico no tiene pito.
sigue acá
luego acá
acá la cuarta parte
y acá la quinta
bajamos las escaleras en silencio. en la puerta del edificio me sopapeó otra vez. lo soporté estoica.
le sonreí, como disculpándome.
bueno, me dijo, claramente esta es una noche de la cual no me voy a olvidar.
sonreí, otra vez, aunque entendí el tono. y lo que quiso decir.
cerré la puerta, subí a casa, cerré la otra puerta.
miré sobre la mesa. el preservativo autografiado no estaba. se lo había llevado.
me pregunté si fue una cosa de judío y lo usaría con otra pobre mina, o si realmente se lo llevó para recordar esta noche, esta situación, este desastre.
unos días después, me enteré por francisco que dijo que yo era una histérica. que no podía creer que no hayamos cojido.
en cierta forma entendí su ego herido. la putita de belén, que se había bajado a dos al hilo del equipo, no le había entregado al sopapa trosko recoletense.
pobre.
que suerte cuando luego de un desastre los dos están de acuerdo tácitamente en que no hay que volverse a ver. no es algo que suela darse muy seguido.
yo les puedo jurar que con mis posaderas busqué bien.
hoy tengo una única explicación (y las fuentes fotográficas parecieran confirmarlo): ese chico no tiene pito.
definitivamente, cuando después del fracaso los dos entienden sin decirlo que la cosa no funcionó, eso, ESO es algo muy rescatable e inusual
ResponderEliminarhttp://www.youtube.com/watch?v=6nFi2m_N-3s
ResponderEliminarMuy buenas tus historias, espero la del cuarto integrante del equipo! Saludos.