esta historia empieza acá
y sigue acá
entonces, estábamos con el trosko.
estuve con los otros dos, primero, de los cuales ya hablamos anteriormente.
luego de pasados tres o cuatro meses de esas historias, reaparece el sopapa.
me habla un día por facebook. de francisco, claro, para sacar tema.
recuerdo que le comenté algo a francisco y me dijo, tranquilamente: es que te quiere dar, belén. es obvio.
lo pensé un poco, pero yo estaba chongueando con otra persona y la verdad el sopapa (que todavía no sabíamos que lo era, claro esta) no me interesaba en lo más mínimo.
un mes después el sopapa reapareció. estuvimos hablando de tipos de tetas (en serio; estos son mis problemas para vincularme con el sexo opuesto de los que habla inés) y francisco volvió a decirme que me estaba buitreando. quería divertirse y la petisa (yo) le parecía una excelente opción.
lo pensé otra vez. era divertido, pero demasiado gordis para mi gusto. tenía cara rara, además, y una nariz extraña. y era trosko. yo dudaba. y ustedes saben que ya el atisbo de duda con respecto a alguien para iniciar cualquier tipo de relación es mala señal. pero también ya saben como soy yo. dado que no tenía nada más a la vista, me dejé convencer.
un día francisco me invitó a cenar y trajo al sopapa consigo. la cena fue amena (en realidad charlé más con fran que con el trosko, pero bueno) y al sopapa se lo veía emocionado. esta noche la pongo, debía de pensar.
decidí darle una oportunidad. hacía un mes que no cojía, no había otra cosa en vista. no es feo, concentrate en eso belén, me decía a mi misma. no es feo no es feo no es feo.
"te llevo a tu casa" dijo el trosko sopapa, obvio. sonreí y acepté. francisco cruzó una mirada conmigo. ya estaba hecho. eso era un sí.
me pidió mi teléfono, lo agendó, y me llevó hasta la puerta de mi casa en su super auto. en ese momento me llega un mensaje de fran: ¿y? ¿qué pasó?
me causó gracia el mensaje y me reí. me preguntó de que me reía y le conté. se rió conmigo y me dijo: que onda vos con fran, está como muy pendiente.
le dije que eramos amigos, nada más. se ve que la respuesta lo dejó satisfecho, porque no volvió a nombrarlo en toda la noche. estuvimos charlando un rato en el auto, no se si era que ya estaba entregada o que realmente sacó a relucir sus mejores armas conversacionales, que, un poco empujada por el frío, un poco con ganas de que avance al menos y me de un beso (cosa que no parecía dispuesto a hacer) dije esas cuatro fatídicas palabras:
¿subimos a mi casa?
y sigue acá
entonces, estábamos con el trosko.
estuve con los otros dos, primero, de los cuales ya hablamos anteriormente.
luego de pasados tres o cuatro meses de esas historias, reaparece el sopapa.
me habla un día por facebook. de francisco, claro, para sacar tema.
recuerdo que le comenté algo a francisco y me dijo, tranquilamente: es que te quiere dar, belén. es obvio.
lo pensé un poco, pero yo estaba chongueando con otra persona y la verdad el sopapa (que todavía no sabíamos que lo era, claro esta) no me interesaba en lo más mínimo.
un mes después el sopapa reapareció. estuvimos hablando de tipos de tetas (en serio; estos son mis problemas para vincularme con el sexo opuesto de los que habla inés) y francisco volvió a decirme que me estaba buitreando. quería divertirse y la petisa (yo) le parecía una excelente opción.
lo pensé otra vez. era divertido, pero demasiado gordis para mi gusto. tenía cara rara, además, y una nariz extraña. y era trosko. yo dudaba. y ustedes saben que ya el atisbo de duda con respecto a alguien para iniciar cualquier tipo de relación es mala señal. pero también ya saben como soy yo. dado que no tenía nada más a la vista, me dejé convencer.
un día francisco me invitó a cenar y trajo al sopapa consigo. la cena fue amena (en realidad charlé más con fran que con el trosko, pero bueno) y al sopapa se lo veía emocionado. esta noche la pongo, debía de pensar.
decidí darle una oportunidad. hacía un mes que no cojía, no había otra cosa en vista. no es feo, concentrate en eso belén, me decía a mi misma. no es feo no es feo no es feo.
"te llevo a tu casa" dijo el trosko sopapa, obvio. sonreí y acepté. francisco cruzó una mirada conmigo. ya estaba hecho. eso era un sí.
me pidió mi teléfono, lo agendó, y me llevó hasta la puerta de mi casa en su super auto. en ese momento me llega un mensaje de fran: ¿y? ¿qué pasó?
me causó gracia el mensaje y me reí. me preguntó de que me reía y le conté. se rió conmigo y me dijo: que onda vos con fran, está como muy pendiente.
le dije que eramos amigos, nada más. se ve que la respuesta lo dejó satisfecho, porque no volvió a nombrarlo en toda la noche. estuvimos charlando un rato en el auto, no se si era que ya estaba entregada o que realmente sacó a relucir sus mejores armas conversacionales, que, un poco empujada por el frío, un poco con ganas de que avance al menos y me de un beso (cosa que no parecía dispuesto a hacer) dije esas cuatro fatídicas palabras:
¿subimos a mi casa?
"hablamos de tipos de tetas" Todas mis relaciones empiezan más o menos así.
ResponderEliminarEstamos levantando apuestas entre lectores para acertar la razón por la que quedó identificado como "sopapa"
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