hoy les traigo una historia sin historia.
algo que me pasó pero en donde en realidad no pasó nada, visté.
un deseo, más bien. de ser más distinta, menos yo, mas otra.
pero al final del día ya saben: solo yo.
todo esto empieza después de mi cumpleaños del año pasado. el año pasado se me ocurrió que teníamos que cantar para mi cumpleaños. hay dos cosas en la vida que me envuelven en felicidad absoluta, total, general, única: bailar y cantar. pero no bailar un poquito ni cantar bajito, no. bailar fuertecito hasta transpirar y cantar enorme, con toda mi boca y mis pulmones y, como si esto no fuese poco, actuar mientras hago ambas cosas.
bailar y cantar son los dos únicos momentos en donde no pienso en nada más que en eso, que en BAILAR MAS FUERTE Y CANTAR MÁS ALTO.
el año pasado decidí que en mi cumpleaños, día que odio, iba a cantar. teníamos que cantar. TODOS. (ah, si, tienen que ser todos, sino no vale). asique rompí las pelotas lo suficiente como pá que dos amigos me trajeran dos parlantes (ah, si, había que hacerlo a lo grande, sino no hago nada, yo soy asi) y compre dos micrófonos berretas por mercado libre. todos se rieron de mi. me miraron con cara de: ¿estás segura? diciéndome con los ojos pero sin expresarlo, viste que odio cuando hacen eso, queriendome hacer entender que, nadie va a cantar, miaaamor (miaaaamor, asi, como le dicen a los bebes que no pueden procesar un pensamiento neuronal complejo, viste).
pero yo persistí el día llegó. y TODOS cantaron. TODOS. se peleaban por el micrófono. TODOS.
desde ese día me agarro la obsesión, viste. yo TENIA que comprarme un parlantito pa poderle conectar dos micrófonos y poder cantar SIEMPRE, A TODAS HORAS, EN TODO MOMENTO, CUANDO SEA DONDE SEA PARA SIEMPRE JAMÁS.
los precios me desalentaron. soy una patagónica que trabaja pocas horas y encima medio judía, vengo de hogar progre radical donde me enseñaron que no hay que gastar en pelotudeces. solo en cosas básicas. no, belén. no debés. debés ahorrar tu dinero y usarlo racionalmente, tenés que acumular, como buena burguesita que sos, para que después los forros de tus hijos lo disfruten cuando estés muerta y sepultada.
pero me contuve. soy una persona de conducta estricta. me la banqué. me la banqué todo septiembre, octubre, diciembre, enero. la belén de los huevos de oro deberían llamarme. hasta que febrero me recibió con una buena noticia, que además de laburo significaba que entraría mas plata que la habitual. y yo exploté, viste. yo dije: esto es el destino, es dios hablandome, TENGO que comprarme el equipito, es NECESARIO, la felicidad no tiene precio, para todo lo demas ustedes ya saben.
cuestión que compré un equipito. por mercado libre, obvio, como compro todo.
quién vendía el equipito que yo quería (parecía el mejor en relación precio y calidad) estaba ubicado geográficamente en san isidro. para mi decirme san isidro es lo mismo que decirme ho chi minh (para mis amigas vietnamitas) viste, ni idea. me sonaba a lejos y me sonaba a cheto, nada más. le pregunté cuanto me cobraba enviarlo y me dijo 150 pé. como yo soy provinciana pero además de judía no soy boluda, decidí que ni en pedo pagaba eso, que iba a ir a buscarlo yo.
si, se imaginarán. ni idea a dónde tenía que ir. asique empecé a romperle las pelotas al vendedor. hola si que tal quería saber la dirección y además que me digas como llegar porque cientocincuenta pesos me parece excesivo lo voy a buscar yo pero necesito que me indiques donde bajarme porque yo no soy de acá yo no se ubicarme demasiado viste porque no se disculpa la gomosidad pero bueno.
el pobre santo logró explicarme que tenía que tomarme el 71 en once y bajarme en paraná y lamadrid. me dijo que me lleve para leer, que era mucho viaje. dije que si, me hice la graciosa por teléfono, y me embarqué.
salí de inés a las 5 y el flaco me dijo que estaban hasta las 8, asique me pareció que estaba mas que bien, todo controladísimo. me fui hasta once, me subí al 71, todo perfecto todo genial. me sentía ubicadísima en el mapa, en el planeta tierra. me había anotado todas las indicaciones en un pedacito de hoja mínimo, y me sentía segura. me puse los auriculares y empecé a leer. leí, leí, leí, leí, leí, leí. pasaron media hora, una hora, una hora y media, y no llegaba. el mp3 se me quedó sin batería a un capítulo de terminar de leer el libro. si, yo soy de esa clase de gente que gasta todos sus recursos de primera viste, no podía leer primero y escuchar música después, no, tenia que hacer todo junto y a la hora y media quedarme sin nada. muerta de calor, casi deshidratada y con hambre (no comía desde el mediodía) empecé a sentirme flojita, viste. supuse que ya estábamos cerca, pero no che, tardé media hora más hasta llegar al lugar.
un poco mareada, transpirada, con todo el pelo atado porque no me bancaba nada que aumentase más mi temperatura corporal, me bajé. miré el reloj preocupada, eran ya las 7.30. me había dicho que solo eran 7 cuadras, pero las 7 se transformaron en 15. llegue 19.45 y el lugar estaba CERRADO. me senté en la vereda y adivinen que...
si. me puse a llorar.
continuará...
algo que me pasó pero en donde en realidad no pasó nada, visté.
un deseo, más bien. de ser más distinta, menos yo, mas otra.
pero al final del día ya saben: solo yo.
todo esto empieza después de mi cumpleaños del año pasado. el año pasado se me ocurrió que teníamos que cantar para mi cumpleaños. hay dos cosas en la vida que me envuelven en felicidad absoluta, total, general, única: bailar y cantar. pero no bailar un poquito ni cantar bajito, no. bailar fuertecito hasta transpirar y cantar enorme, con toda mi boca y mis pulmones y, como si esto no fuese poco, actuar mientras hago ambas cosas.
bailar y cantar son los dos únicos momentos en donde no pienso en nada más que en eso, que en BAILAR MAS FUERTE Y CANTAR MÁS ALTO.
el año pasado decidí que en mi cumpleaños, día que odio, iba a cantar. teníamos que cantar. TODOS. (ah, si, tienen que ser todos, sino no vale). asique rompí las pelotas lo suficiente como pá que dos amigos me trajeran dos parlantes (ah, si, había que hacerlo a lo grande, sino no hago nada, yo soy asi) y compre dos micrófonos berretas por mercado libre. todos se rieron de mi. me miraron con cara de: ¿estás segura? diciéndome con los ojos pero sin expresarlo, viste que odio cuando hacen eso, queriendome hacer entender que, nadie va a cantar, miaaamor (miaaaamor, asi, como le dicen a los bebes que no pueden procesar un pensamiento neuronal complejo, viste).
pero yo persistí el día llegó. y TODOS cantaron. TODOS. se peleaban por el micrófono. TODOS.
desde ese día me agarro la obsesión, viste. yo TENIA que comprarme un parlantito pa poderle conectar dos micrófonos y poder cantar SIEMPRE, A TODAS HORAS, EN TODO MOMENTO, CUANDO SEA DONDE SEA PARA SIEMPRE JAMÁS.
los precios me desalentaron. soy una patagónica que trabaja pocas horas y encima medio judía, vengo de hogar progre radical donde me enseñaron que no hay que gastar en pelotudeces. solo en cosas básicas. no, belén. no debés. debés ahorrar tu dinero y usarlo racionalmente, tenés que acumular, como buena burguesita que sos, para que después los forros de tus hijos lo disfruten cuando estés muerta y sepultada.
pero me contuve. soy una persona de conducta estricta. me la banqué. me la banqué todo septiembre, octubre, diciembre, enero. la belén de los huevos de oro deberían llamarme. hasta que febrero me recibió con una buena noticia, que además de laburo significaba que entraría mas plata que la habitual. y yo exploté, viste. yo dije: esto es el destino, es dios hablandome, TENGO que comprarme el equipito, es NECESARIO, la felicidad no tiene precio, para todo lo demas ustedes ya saben.
cuestión que compré un equipito. por mercado libre, obvio, como compro todo.
quién vendía el equipito que yo quería (parecía el mejor en relación precio y calidad) estaba ubicado geográficamente en san isidro. para mi decirme san isidro es lo mismo que decirme ho chi minh (para mis amigas vietnamitas) viste, ni idea. me sonaba a lejos y me sonaba a cheto, nada más. le pregunté cuanto me cobraba enviarlo y me dijo 150 pé. como yo soy provinciana pero además de judía no soy boluda, decidí que ni en pedo pagaba eso, que iba a ir a buscarlo yo.
si, se imaginarán. ni idea a dónde tenía que ir. asique empecé a romperle las pelotas al vendedor. hola si que tal quería saber la dirección y además que me digas como llegar porque cientocincuenta pesos me parece excesivo lo voy a buscar yo pero necesito que me indiques donde bajarme porque yo no soy de acá yo no se ubicarme demasiado viste porque no se disculpa la gomosidad pero bueno.
el pobre santo logró explicarme que tenía que tomarme el 71 en once y bajarme en paraná y lamadrid. me dijo que me lleve para leer, que era mucho viaje. dije que si, me hice la graciosa por teléfono, y me embarqué.
salí de inés a las 5 y el flaco me dijo que estaban hasta las 8, asique me pareció que estaba mas que bien, todo controladísimo. me fui hasta once, me subí al 71, todo perfecto todo genial. me sentía ubicadísima en el mapa, en el planeta tierra. me había anotado todas las indicaciones en un pedacito de hoja mínimo, y me sentía segura. me puse los auriculares y empecé a leer. leí, leí, leí, leí, leí, leí. pasaron media hora, una hora, una hora y media, y no llegaba. el mp3 se me quedó sin batería a un capítulo de terminar de leer el libro. si, yo soy de esa clase de gente que gasta todos sus recursos de primera viste, no podía leer primero y escuchar música después, no, tenia que hacer todo junto y a la hora y media quedarme sin nada. muerta de calor, casi deshidratada y con hambre (no comía desde el mediodía) empecé a sentirme flojita, viste. supuse que ya estábamos cerca, pero no che, tardé media hora más hasta llegar al lugar.
un poco mareada, transpirada, con todo el pelo atado porque no me bancaba nada que aumentase más mi temperatura corporal, me bajé. miré el reloj preocupada, eran ya las 7.30. me había dicho que solo eran 7 cuadras, pero las 7 se transformaron en 15. llegue 19.45 y el lugar estaba CERRADO. me senté en la vereda y adivinen que...
si. me puse a llorar.
continuará...
No, entiendo lo de "medio judía". ¿Sos de familia judía?
ResponderEliminarno, soy ratona nomás. pero me re gustaría ser judía. re.
EliminarObvio, mi abuela siempre dijo que el mundo se dividía entre los que éramos judíos y los demás, que querían serlo.
ResponderEliminarParece que eso de dividir al mundo en dos grupos es re judío también.
L.M.C
malditos judios. con razon dominan el mundo y son aliados de eeuu. mi mama siempre decia: con los judios hay que tener mucho cuidado, saben manejar muy bien la plata y son muy inteligentes. por algo hitler los quiso exterminar.
EliminarComandante: el idiolecto de Belén asume todas las cargas culturales más políticamente incorrectas de Occidente sin por ello asumir su carga ideológica. Fijate, por ejemplo, su post sobre el ranking de los diez "mejores" temas machistas. Ya te vas a acostumbrar.
ResponderEliminarfue una de las cosas mas bonitas que me dijiste nunca. eso de idiolecto, las cargas culturales incorrectas y la no asuncion de su carga ideologica.
Eliminarte dije que te quiero, no?
Mmmmm....no me acuerdo ¿cómo era?;)
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