te quise decir que las cosas eran fáciles, muy fáciles en general.
que en la vida uno tiene que tratar de sacarse las ganas. tiene que hacer lo que quiere hacer. que los momentos se pasan y no vuelven.
intenté mirarte y que entendieras que no había nada intrínsicamente malo en todo esto. que son cosas que pasan, que se sienten, que nos tocan, y hay que dejarse ser. si uno no es, entonces no queda nada.
pero no pude.
me di cuenta de que hacer lo que uno quiere cuando uno quiere porque uno quiere, para demostrar que estamos vivos, y acá, y somos libres de toda la mierda que nos rodea porque podemos elegir, no es algo que yo hiciese antes.
antes de empezar a ir a la psicologa, contaba que mi mama se había muerto todo el tiempo, a toda la gente que podía. hablandolo con inés, ella me explico que a partir de ese mecanismo yo me estaba definiendo. que en las primeras charlas con la gente uno suele contar y expresar lo que cree que es. así, me decía, que vos cuentes lo de tu mamá como carta de presentación implica que vos te definís a partir de su muerte. le estas diciendo al otro que sos una persona incompleta, que lo más importante al respecto de tu persona es que alguien ya no está. vos sos secundaria en tu relato, te definís a partir de la muerte de otro, y así te desdibujas, te exculpás, te justificás. además es una forma de sacarte la culpa de seguir acá, mientras el otro no está. vos sos, pero a partir de ella, que quede claro. a vos, a los otros, al mundo.
a mi me gusta hablar de mi mamá y para eso necesito aclarar que ya no está primero, para poder contar. sin embargo ahora aprendí a esperar el momento. cuando lo hago, termino la alocución con una sonrisa y diciendo bueno, dale, ahora te toca contarme una historia triste a vos. contar una muerte deja al otro incómodo, por lo que intento así aligerar el impacto.
te quise decir que nada es tan terrible. lo único terrible es la muerte, porque no tiene solución. todo el resto es tan reversible, tan chiquito, tan boludo puesto en escala, que no da sacrificar pequeños momentos de felicidad por la culpa, el miedo, o la represión.
pero no te lo dije, porque no se. a veces pienso que jugar la carta de la muerte del ser querido es en cierta forma hacer trampa, tomar atajos, algo así como hacer el gol con la mano. gana el que tiene al muerto, siempre.
la muerte te pasa. un día el otro ya no está, y vos respirás igual. tanto tiempo pensando en que iba a pasar si... y pasó. la primera sensación es de alivio, aunque suene horrible. alivio de que se fue la enfermedad, el dolor, la angustia de no saber. después viene la ausencia, que es lo peor. y junto con ella te invade la sensación de que todo lo que te importaba, te ponía mal, te desalentaba y te hacía infeliz antes era una estupidez. te chupa un huevo todo y el dolor te ciega, te anestesia. con el tiempo esa sensación se diluye un poco, pero en el fondo queda la esencia de eso. de pronto todo es menos complicado, y menos solemne. y es como que te sentís mas libre, como mas ligero. nada es realmente importante, es medio como una revelación berreta, de pronto todo eso que uno lee en los libros de auto ayuda se hace real. nada es tan grave, nada es tan terrible, nada es tan absoluto. solo la muerte, y de eso no estamos tan seguros.
ayer, pensando en esto, me di cuenta de que en realidad es una suerte que no lo puedas entender. y de que es mejor que te quedes asi. aunque se pase el momento, aunque esto ya fuese, aunque yo después de un tiempo ya no esté acá, para vos.
que en la vida uno tiene que tratar de sacarse las ganas. tiene que hacer lo que quiere hacer. que los momentos se pasan y no vuelven.
intenté mirarte y que entendieras que no había nada intrínsicamente malo en todo esto. que son cosas que pasan, que se sienten, que nos tocan, y hay que dejarse ser. si uno no es, entonces no queda nada.
pero no pude.
me di cuenta de que hacer lo que uno quiere cuando uno quiere porque uno quiere, para demostrar que estamos vivos, y acá, y somos libres de toda la mierda que nos rodea porque podemos elegir, no es algo que yo hiciese antes.
antes de empezar a ir a la psicologa, contaba que mi mama se había muerto todo el tiempo, a toda la gente que podía. hablandolo con inés, ella me explico que a partir de ese mecanismo yo me estaba definiendo. que en las primeras charlas con la gente uno suele contar y expresar lo que cree que es. así, me decía, que vos cuentes lo de tu mamá como carta de presentación implica que vos te definís a partir de su muerte. le estas diciendo al otro que sos una persona incompleta, que lo más importante al respecto de tu persona es que alguien ya no está. vos sos secundaria en tu relato, te definís a partir de la muerte de otro, y así te desdibujas, te exculpás, te justificás. además es una forma de sacarte la culpa de seguir acá, mientras el otro no está. vos sos, pero a partir de ella, que quede claro. a vos, a los otros, al mundo.
a mi me gusta hablar de mi mamá y para eso necesito aclarar que ya no está primero, para poder contar. sin embargo ahora aprendí a esperar el momento. cuando lo hago, termino la alocución con una sonrisa y diciendo bueno, dale, ahora te toca contarme una historia triste a vos. contar una muerte deja al otro incómodo, por lo que intento así aligerar el impacto.
te quise decir que nada es tan terrible. lo único terrible es la muerte, porque no tiene solución. todo el resto es tan reversible, tan chiquito, tan boludo puesto en escala, que no da sacrificar pequeños momentos de felicidad por la culpa, el miedo, o la represión.
pero no te lo dije, porque no se. a veces pienso que jugar la carta de la muerte del ser querido es en cierta forma hacer trampa, tomar atajos, algo así como hacer el gol con la mano. gana el que tiene al muerto, siempre.
la muerte te pasa. un día el otro ya no está, y vos respirás igual. tanto tiempo pensando en que iba a pasar si... y pasó. la primera sensación es de alivio, aunque suene horrible. alivio de que se fue la enfermedad, el dolor, la angustia de no saber. después viene la ausencia, que es lo peor. y junto con ella te invade la sensación de que todo lo que te importaba, te ponía mal, te desalentaba y te hacía infeliz antes era una estupidez. te chupa un huevo todo y el dolor te ciega, te anestesia. con el tiempo esa sensación se diluye un poco, pero en el fondo queda la esencia de eso. de pronto todo es menos complicado, y menos solemne. y es como que te sentís mas libre, como mas ligero. nada es realmente importante, es medio como una revelación berreta, de pronto todo eso que uno lee en los libros de auto ayuda se hace real. nada es tan grave, nada es tan terrible, nada es tan absoluto. solo la muerte, y de eso no estamos tan seguros.
ayer, pensando en esto, me di cuenta de que en realidad es una suerte que no lo puedas entender. y de que es mejor que te quedes asi. aunque se pase el momento, aunque esto ya fuese, aunque yo después de un tiempo ya no esté acá, para vos.
es hermoso esto que escribiste. Y sí, cuando llega la muerte todo el resto es más liviano o quizás la muerte pesa tanto que el resto deja de hacerlo. Pero no se puede explicar con palabras ni transmitir la experiencia.
ResponderEliminarBonito ,bonito ,la ausencia es motivo de algo bonito.
ResponderEliminarPD: Fijate en mi última entrada del blog, estás etiquetada :P me eligieron para eso y no sé decir que no jajaja.
ResponderEliminarA mí también me gusta hablar de mi Mamá.
ResponderEliminarEl viernes se moría sin remedio y hoy volvió a comer en su cama de hospital.
Vieja, viejita, te pareces a mí, siempre zafás.