siempre fue una nena buena, siempre se portó bien. mi mamá solía repetír esa frase cuando hablaba de mi.
entre lo real y la burla que destila, estoy yo.
siempre hice lo que tenía que hacer.
y de pronto estoy acá.
miro hacia adelante y me da vertigo.
se que puedo hacer realmente lo que quiera. la libertad infinita sin embargo me paraliza. darle tanta libertad a alguien acostumbrada a seguir las instrucciones aterroriza.
todas las sentencias y seguridades que tenía al respecto de mi de pronto aparecen borrosas, quizá siempre estuvieron así pero prefería no darme cuenta. algunas se mantienen como si fuesen pedazos de cartulinas negras decoloradas que intento volver a pegar con una cinta scoch vieja. desesperada, raspo con la uña la cinta contra la pared buscando que se queden donde estan. a medida que las certezas se desprenden, mas desubicada me siento.
desnuda de todo, hasta de la soberbia y la seguridad de plastilina que uso para disfrazar mis inseguridades, me doy cuenta de que lo unico que quiero es no querer.
no quiero laburar en serio.
no quiero seguir estudiando.
no quiero un novio.
no quiero hacer actividad fisica.
no quiero hacerme cargo de nadie.
no quiero tener responsabilidades.
no quiero ir al supermercado.
no quiero pensar en arreglarme para salir de mi casa.
no quiero salir al mundo.
quiero quedarme acá con el pijama, tomando mate, llorando y viendo peliculas que se como terminan (bien).
por primera vez en mi vida me rebelo a seguir las instrucciones.
si total las seguis y la gente se muere igual, ¿de que nos sirve portarnos bien?
entre lo real y la burla que destila, estoy yo.
siempre hice lo que tenía que hacer.
y de pronto estoy acá.
miro hacia adelante y me da vertigo.
se que puedo hacer realmente lo que quiera. la libertad infinita sin embargo me paraliza. darle tanta libertad a alguien acostumbrada a seguir las instrucciones aterroriza.
todas las sentencias y seguridades que tenía al respecto de mi de pronto aparecen borrosas, quizá siempre estuvieron así pero prefería no darme cuenta. algunas se mantienen como si fuesen pedazos de cartulinas negras decoloradas que intento volver a pegar con una cinta scoch vieja. desesperada, raspo con la uña la cinta contra la pared buscando que se queden donde estan. a medida que las certezas se desprenden, mas desubicada me siento.
desnuda de todo, hasta de la soberbia y la seguridad de plastilina que uso para disfrazar mis inseguridades, me doy cuenta de que lo unico que quiero es no querer.
no quiero laburar en serio.
no quiero seguir estudiando.
no quiero un novio.
no quiero hacer actividad fisica.
no quiero hacerme cargo de nadie.
no quiero tener responsabilidades.
no quiero ir al supermercado.
no quiero pensar en arreglarme para salir de mi casa.
no quiero salir al mundo.
quiero quedarme acá con el pijama, tomando mate, llorando y viendo peliculas que se como terminan (bien).
por primera vez en mi vida me rebelo a seguir las instrucciones.
si total las seguis y la gente se muere igual, ¿de que nos sirve portarnos bien?
El bien y el mal conducen sin opciones, al mismo destino: el amor. Pero... quien hace el bien, ama bien; mentras que, quien hace el mal, ama mal.
ResponderEliminarJeje suena espantosamente cursi!!! pero sin embargo, creo que un buen amor, es lo único que justifica hacer un poco de bien por esta vida.
ay, el final... sí, el final. Tan cierto.
ResponderEliminarHace plata, el resto llega solo
ResponderEliminarNunca me senti tan identificada al leer...
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