mis padres fueron radicales, yo soy peronista, lo de progre vino por default. no entiendo lo de guardar secretos y siempre lloro en todas las sesiones con mi analista así siento que no desperdicio 700 pé. mi último gran descubrimiento es que soy una discapacitada vincular. lo específico nunca fue mi fuerte, amo odiarme y te juro que soy mejor con la cara en movimiento.

la unica diferencia entre la realidad y la ficción es que la ficción debe ser verosímil .- mark twain

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dijo de belén el caricaturista historiador bobrow: "el idiolecto de la autora de este blog asume todos los tópicos culturales más políticamente incorrectos de occidente sin por ello asumir su carga ideológica".

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miércoles, 10 de abril de 2013

el sobreviviente

eras el mejor afilador de cuchillas del mundo. estabas obsesionado. fueses donde fueses, revisabas la cuchilla del dueño de casa y si no estaba lo suficientemente afilada (nunca estaba) te la llevabas para devolverla relucientemente dañina. tu primer regalo cuando me mudé, y no tenía nada de nada, fue una cuchilla, que aquí sigue estando. yo te decía que si algún día asesinabas a alguien ya sabíamos que arma ibas a utilizar. y vos te reías.

siempre tenías proyectos. proyectos ridículamente geniales, que solo podían fracasar porque nadie entendía tu genio. desde comprar una camionetita "arreglamos de todo para la señorita señora viuda, soltera, separada, soltera, solícita" hasta poner una bailanta donde hacía tanto, tanto calor. la solución eran los ventiladores, dijiste. compraste decenas, los pusiste por todas partes. cuando te fundiste de vuelta, te recuerdo regalando ventiladores por todos lados. no se donde los tenías guardados, pero te encargaste de traer dos para madryn, y ahí están, todavía. refrescando. vos repetías que en esto de los negocios era cuestión de pegarla y ya. era una vez, un invento, una idea genial, y listo. y listo.

yo te quería mucho. jugar con vos era genial, porque me pegabas fuerte. cuando mamá te decía que no seas tan bruto, le decías que yo también te pegaba fuerte, que me la aguante si era macha. así también me bajaste un diente de leche con un pelotazo que fue a darme fuertísimo en plena jeta. cuando con la pelota bajo el brazo entré a casa llorando buscando los brazos comprensivos de mi madre, y cuando madre te miró con cara de pocos amigos, le dijiste que yo tenía que aprender a que la vida no era color de rosas. que no siempre iba a estar madre para cuidarme, y que mas vale aprendiera a dejar de llorar todo el tiempo. tenías razón en todo, pero nunca aprendí a dejar de llorar.

nuestra casa era chiquita, tan chiquita, que solo teníamos una pieza, un baño y una cocina comedor que funcionaba como pieza de mama también (porque la nena tenía que tener su cuarto, claro). mi bicicleta molestaba y la ibamos corriendo de un lado a otro. bhá, a vos te molestaba. estuviste cuatro días puteando con la bicicleta que estaba siempre en el medio, decías, hasta que fuiste a una ferretería. con sogas, clavos, martillos y rieles construiste una especie de manivela que se enganchaba a las dos ruedas de la bicicleta, y, por medio de un sistema de poleas, si tirabas desde dos lados a la vez, podías subir la bicicleta al techo, que era alto. ahí quedaba colgada la bicicleta. con mamá nos reíamos; nos hacías reír con tus ideas ingeniosas e impracticas. una sola vez subimos la bicicleta, porque eramos dos mujeres, claro, y la montain bike pesaba una tonelada. estuve un mes sin usarla porque se nos complicaba bajarla. cuando la bajamos, tiramos a la mierda tu excelente sistema. siempre fuiste un genio incomprendido.

mamá se reía tanto con vos, de vos. como la vez que te compro la piedra pomex para que te pases en el brazo y te hiciste sangrar cuando te la pasaste. mamá se tentaba, así lindo, como se tentaba ella, imaginandote respandote el brazo como un descocido, siempre tan exagerado eras, siempre tan bruto. los dos tenían linda risa. los dos se tentaban y lloraban cuando se tentaban. todavía me acuerdo de verlos felices, juntos, riéndose de alguna maldad, porque eran malos malos ustedes. eran ustedes dos. y era difícil pasar, ser parte de. lograr que quisieran.

eran parecidos. callados, desconfiados, de pocas palabras, lastimados, tan lastimados, tan omnipotentes, tan solos. nunca dejaron que nadie se acercara demasiado. yo siempre los entendí, igual. la soledad que provoca tener una madre que no te quiere es inmanejable. por mas que tres hijas desde acá los quisiésemos mas que a nada. nunca bastó. les faltaba ese amor primero, único, fundamental.

cuando murió madre y yo estaba ahí afuera, en un pasillo horrendo con enfermeras horrendas, te acercaste para decirme que ya estaba. ya está, dijiste. yo te miré y se me rebalsaron los ojos, se me rebalsó la vida, así de repente, se me rebalsó todo y quise yo también ya estar. me tocaste el hombro bruscamente, el contacto físico no era lo tuyo; bha, de ninguno de ustedes. ni el contacto físico, ni las palabras cariñosas. no llores, belén, me dijiste. no llores, que no quiero verte llorar. y me diste la espalda y te fuiste, dejándome ahí, sola. en el pasillo horrendo, rebalsandome.
vos no querías verme llorar y yo no sabía hacer otra cosa.

después desapareciste. yo tenía tanto dolor adentro, que el dolor que me causó que no volvieses no lo noté. te conocía; sabia que tener que hacerte cargo de mi, aunque yo no lo haya pedido, sino ella, te hizo trastabillar. nunca pudiste hacerte demasiado cargo de nada y con la enfermedad de mamá dejaste tu ultimo aliento. estar conmigo, cerca, acompañarme, era demasiado para vos, que nunca pudiste hacerte cargo ni de vos.

hace un año subí una foto de nosotros dos al face. yo jugaba a mojarnos con una manguera. vos etiquetaste en la foto estas palabras: como pasa el tiempo... ¡alguna vez fuimos felices juntos!

después se murió la abuela. ese ser horrible. un amigo tuyo me dijo que nunca te repusiste del todo de la muerte de mamá. te vi una sola vez más, tomamos mate en esa casa donde se criaron, donde vivió esa familia de 5 de cual eras el único que quedabas vivo. era la tardecita, y el olorcito a humedad tan platense con la brisa que entraba por la ventana de la cocina que daba al patio me hacía sonreír. te noté mal. te vi triste, te costaba respirar. estabas enojado, preocupado, como siempre, demasiado lejos.
hablamos de boludeces. esperé que se hiciese un silencio y te pregunté como estabas.
no contestaste.
me cebaste un mate, y de pronto, en el silencio, lo soltaste:
cuesta ser el único sobreviviente, dijiste.

te costó tanto que te moriste.
y yo no puedo parar de llorar.
y no lloro por mi. ni por tus hijas.
lloro por ustedes. tan duros, tan fríos, tan lastimados, tan solos, hasta el final.

agradezco que mamá no esté por acá, porque se moría de nuevo sin vos. porque en realidad, solo se tuvieron a ustedes.

lloro porque no quiero morirme. no así; no sintiéndome tan sola, ni tan lastimada. no quiero morirme tan joven, tan trágicamente. quiero ser viejita, y feliz, y morirme a la sombra de un abedul plateado. y me da tanto miedo repetirlos. pero sin su coraje, sin su valentía, y sin tener a un otro. porque ustedes eran dos. y yo solo soy yo.

sin poder dejar de llorarlos.


10 comentarios:

  1. Nunca había leído de este personaje en los relatos del día que se murió tu vieja. Qué fuerte eso.... bello texto, y supongo que es otro de los hombres que marcaron tu vida. Un abrazo grande belén.

    KGB

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  2. un abrazo, linda
    (y pucha, me hiciste llorar)

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  3. Yo creo que cuando el llanto se comparte pesa menos, y si todos lloramos esas lágrimas las heridas sanan, no se cuando, pero sanan...

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  4. un abrazo desde el alma belen.....no tenes un otro pero si muchos otros que te leemos y nos preocupamos por vos!

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  5. Tremendo texto, increíblemente escrito. Te mando un beso y un abrazo grande y enorme! Saludos!

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  6. cuando escribís este tipo de textos no queda otra que quererte.

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  7. Me gustó mucho a pesar de lo triste o a cause d´.
    Sos querible enana.

    (Esa foto es tan nuestra infancia, tan los noventas)

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  8. El texto es tremendo, sí y provoca quererte. Eso es lo primero. Lo segundo es que me permite entender el último diálogo con Inés. Me había sorprendido enterarme de tu ansiedad compulsiva por inventarte o adelantar tareas. Y ahora veo que es tu manera de evitar que te atrape el vacío de la soledad. Y creo que lo mismo hacés con los tipos.
    No me voy a poner en consejero torpe (yo, que no pude manejar bien nada de lo que me tocó en la vida), pero me juego que Inés lo debe tener bien claro. El origen no es el destino. Depende (en gran parte: no hay garantías) de lo que construyas con la buena madera que tenés. Te hacés querer, petisa(así que sé coherente y querete vos también, eh).

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  9. Justo ayer me hablaban de una viejita de 97 diciéndome que ya no vive, sobrevive. Creo que va a morir a la sombra de sus dos enfermeras full time, no habrá abedul plateado para ella...
    Qué personaje Oscar, y qué linda foto, no le falta nada. Tenés que escribir sobre tu abuela horrible.

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  10. Tener hermanos y hacerse amigo de ellos es.... insuperable
    buen blog

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