el amor es una construcción social, totalmente carente de significación real, pienso. y me siento una puanner snob y pelotuda. asi, continuo, nuestro cerebro atiborreado de presiones sociales para la reproducción de la especie y la venta de cierto standar de vida lo disfraza de rojo y te lo vende desde las comedias románticas, las novelas shakespereanas y la familia convencional. nos programan para aprender que tenemos que enamorarnos, y vamos por la vida tropezando y buscando a tientas un sentimiento tan subjetivo como artificialmente preconcebido a partir de estúpidos cánones sociales que encubren la necesidad de copulación. el amor no existe, entonces; lo configuramos como a dios para tener algo que creer y buscar, es un plus que nos ayuda a sentirnos vivos, que nos hace reir y llorar. inventamos al amor porque nos aterra la soledad, así como creemos en el paraíso o en otras vidas porque nos aterra la nada definitiva.
el racionalismo positivista berreta cuasi academicista no logra sin embargo calmarme la ansiedad. está bien, construcción social inherente e incluso subjetiva, pero yo también quiero eso, pienso encaprichada.
quiero un amor de novela. pasión. fuegos artificiales, musica de fondo, el éxtasis de saber. para eso nos criaron, de eso nos hablan las novelas de telefé, amores que resisten al tiempo, a las circunstancias difíciles, a la vida. de ello se desprende que no quiero amor impostado, de cartulina, acostumbrado, empujado por la monotonía existencial de dos personas que por aburrimiento o por soledad deciden estar juntas. uno no puede "decidir" querer estar con alguien. sin embargo hay algo que hace ruido. si el amor es construccíon social, también lo es el amor pasional, aunque conlleve inevitablemente una mayor cantidad de hormonas activadas que la elección racional. distintas formas de construcción, claro está, pero en definitiva lo mismo.
mi discurso se basa en una matriz totalmente contradictoria que, además de hablar de mi alto nivel de histeria, me genera una angustia existencial pelotudisima. yo digo que me quiero enamorar. pienso que me quiero enamorar. creo que me quiero enamorar. me convenzco de que me quiero enamorar. y después hago todo lo contrario para que no pase. asi, de esta contradicción inherente se desprende mi neurosis mas patente y viable.mi psicologa concluye que entonces mi discurso no es más que retórica vacía que a mi inconciente no le interesa asimilar.
fui criada para no necesitar a un hombre en mi vida; no hay que estar con alguien para no estar solo fue uno de los primeros mandatos maternos. máxima del feminismo posmoderno, la idea de la mujer independiente que no necesita un macho al lado que la haga feliz (aunque no nos dice cómo resolvemos el temita del sexo). sin embargo me construyo a partir de la mirada de un otro que ni siquiera me gusta, pero me legitima. es la esencia de mi existencia. para yo ser bien, tengo que gustarle al resto que no me gusta a mi.
entonces no termino de saber. mi neurosis, mis problemas de autoestima, la sociedad de consumo, mi mandato materno, una sociedad conscriptiva, mis inseguridades intrínsecas, mis cinco años en la facultad de filosofia y letras, mi incapacidad de construir otra cosa, las comedias románticas, mis kilos de mas, mi psicologa freudiana, las canciones de amor, simone de beauvoir y la imagen de parejitas felices con las que nos bombardean todo el tiempo me confunden.
me gusta pensar que el amor no existe, que nosotros lo creamos, que es una imposición social, pero también una decisión personal. sin embargo así le damos la potencialidad de ser, de estar, de cagarnos la vida.
lo único que puedo sacar en limpio entonces en este momento es que el amor es una mierda.
y los domingos también.
por supuesto, el pensador contemporáneo calamaro ya había dicho esto de forma mucho mas gráfica. si no se puede comer al amor, mi amor, no se puede vivir del amor.
el racionalismo positivista berreta cuasi academicista no logra sin embargo calmarme la ansiedad. está bien, construcción social inherente e incluso subjetiva, pero yo también quiero eso, pienso encaprichada.
quiero un amor de novela. pasión. fuegos artificiales, musica de fondo, el éxtasis de saber. para eso nos criaron, de eso nos hablan las novelas de telefé, amores que resisten al tiempo, a las circunstancias difíciles, a la vida. de ello se desprende que no quiero amor impostado, de cartulina, acostumbrado, empujado por la monotonía existencial de dos personas que por aburrimiento o por soledad deciden estar juntas. uno no puede "decidir" querer estar con alguien. sin embargo hay algo que hace ruido. si el amor es construccíon social, también lo es el amor pasional, aunque conlleve inevitablemente una mayor cantidad de hormonas activadas que la elección racional. distintas formas de construcción, claro está, pero en definitiva lo mismo.
mi discurso se basa en una matriz totalmente contradictoria que, además de hablar de mi alto nivel de histeria, me genera una angustia existencial pelotudisima. yo digo que me quiero enamorar. pienso que me quiero enamorar. creo que me quiero enamorar. me convenzco de que me quiero enamorar. y después hago todo lo contrario para que no pase. asi, de esta contradicción inherente se desprende mi neurosis mas patente y viable.mi psicologa concluye que entonces mi discurso no es más que retórica vacía que a mi inconciente no le interesa asimilar.
fui criada para no necesitar a un hombre en mi vida; no hay que estar con alguien para no estar solo fue uno de los primeros mandatos maternos. máxima del feminismo posmoderno, la idea de la mujer independiente que no necesita un macho al lado que la haga feliz (aunque no nos dice cómo resolvemos el temita del sexo). sin embargo me construyo a partir de la mirada de un otro que ni siquiera me gusta, pero me legitima. es la esencia de mi existencia. para yo ser bien, tengo que gustarle al resto que no me gusta a mi.
entonces no termino de saber. mi neurosis, mis problemas de autoestima, la sociedad de consumo, mi mandato materno, una sociedad conscriptiva, mis inseguridades intrínsecas, mis cinco años en la facultad de filosofia y letras, mi incapacidad de construir otra cosa, las comedias románticas, mis kilos de mas, mi psicologa freudiana, las canciones de amor, simone de beauvoir y la imagen de parejitas felices con las que nos bombardean todo el tiempo me confunden.
me gusta pensar que el amor no existe, que nosotros lo creamos, que es una imposición social, pero también una decisión personal. sin embargo así le damos la potencialidad de ser, de estar, de cagarnos la vida.
lo único que puedo sacar en limpio entonces en este momento es que el amor es una mierda.
y los domingos también.
por supuesto, el pensador contemporáneo calamaro ya había dicho esto de forma mucho mas gráfica. si no se puede comer al amor, mi amor, no se puede vivir del amor.
el exceso de pensamiento no puede ser saludable
ResponderEliminarclaramente, por eso basta escuchar a calamaro. pero lo puse abajo de todo porque sino nadie leia el texto.
ResponderEliminarYa lo dijo Lola Arias "el amor es un francotirador" (¿?)
ResponderEliminara mí también me gustaría creer que el amor no existe.
ResponderEliminarAnoche dijiste algo muy sabio: nos encanta autoboicotearnos. Qué cierto es eso.
PD: dejate de joder, ¿kilos de más? yo de tu corset no me olvido :&:
Mas cuando Zaratustra estuvo solo, habló así a su corazón: «¡Será posible! ¡Este viejo
ResponderEliminarsanto en su bosque no ha oído todavía nada de que el amor ha muerto!»
a veces quiero creer que el amor no existe, que puedo vivir sin que esa idea ejerza presión sobre mí, pero no me sale. Es como el maldito elefante rosa: no pienses en él! e inmediatamente lo ves.
ResponderEliminarSabía que había visto tu blog alguna vez, pero tardé en darme cuenta de que eras Plac.
Besos!
... Hay frases -muchas- que te las firmo 100%.
ResponderEliminarEso, estimada, supongo que sabés que no habla bien de ninguna de las dos...
Bal
Me quedo con "...está bien, construcción social inherente e incluso subjetiva, pero yo también quiero eso..."
ResponderEliminar