me miró, de lejos. lo pesqué pero no pude mantenerle la mirada y la bajé, avergonzada no se de qué.
no se distinguia bien entre las luces intermitentes y la oscuridá pero podía sentir que seguía mirando hacia acá. hacia mi. mirando(me).
la mirada de los otros, pensé. inés me había dicho algo, la última sesión, y no se porque se me vino de pronto, no podia acordarme al respecto de qué.
se empezó a acercar. yo seguía dando miraditas entrecortadas vigilandolo, hasta que me di cuenta de que definitivamente venía hacia acá, y yo todavía no había podido siquiera distinguirlo, saber si me gustaba. me di vuelta, haciendome la boluda, y me apoyé en la barra, intentando evitar lo inevitable.
inmediatamente me agarró de la cintura, por atrás.
susurró algo a mi oido.
no entendí, y me corrí bruscamente.
intentó nuevamente. esta vez no solo me agarró la cintura, sino que con la otra mano, desde atrás, me agarró el mentón y me lo acercó hacia él.
me asusté, pero nada hice. me quedé quieta. algo en la situación me excitaba. yo no veía, no entendía, no podía, no decidía, no no. y sin embargo ahí estaba. me dejé acercar. sentí el calor de su aliento en mi oreja
me gustas tanto, quisiera aprenderme tu nombre.
sin voltear, sonreí. el pareció presentirlo porque me hizo girar y quedamos cara a cara porque se recostó sobre una de las sillas de la barra. seguiamos tan cerca que no podía verlo, me puso nerviosa no poder saber si me atraía físicamente. sin saber por qué, me acerqué a su oreja y lo acompañé
en la palestra de desconocidos busco a su lado el calor.
me abrazó. el humo del lugar ascendía y yo sentía que no era yo, que no estaba ahí, pero que no quería soltarlo, porque sino me caía, definitivamente. y fue ahí cuando
tengo una idea, no me hables de ti.
sonreí, sobre su hombro. justo yo. lo abracé unos segundos más mientras tomaba aire y ampliaba mi pecho. él me acariciaba suavemente la espalda. exhalé y logré soltarme. intentó acercarme su boca mientras me agarraba una de las manos. lo esquivé y desilcé mis dedos suavemente, hacia afuera. seguiamos muy cerca. no podía verlo. no quería.
intentó besarme, otra vez. yo solo atiné a dar un paso hacia atrás. y otro. y dos más. como en trance, seguí sin verlo, aunque ahí estaba. cerré los ojos con firmeza
me gustas tanto. no se por donde voy.
tenía que salir de ahí. voltié, nerviosa, y me choqué a una mina. atolondrada, me disculpé, e intenté avanzar entre una muchedumbre de cuerpos que me aprisionaban.
busqué la salida, sintiendo que me ahogaba. me ahogaba el humo. me ahogaba la musica. la gente. la soledad. los brillos. la oscuridad.
me gustas tanto que tengo una idea no me hables de ti
mezclé en voz baja diciendole a la nada. me senté en el escalón de entrada del lugar y recién pude volver a respirar cuando las tres primeras gotas me dieron la pauta de que estaba llorando.
Uff... si habré vuelto a mi casa, luego de excelentes noches con chicos, invadida por una extraña soledad...
ResponderEliminarBesos!
estuviste bien. y elegante, diria el comentarista de abajo.
Eliminarel comentario anterior fue casi janis joplinesco (?).
ResponderEliminarbtw, que manera tan elegante de relatar un rebote...
gracias. elegancia es mi second name (?)
EliminarNo pude leer un carajo porque estoy medio en pedo, pero te re quiero.
ResponderEliminarAGUANTE ALF
hola, borracho.
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