si no sabés como empieza esta historia, lee primero:
primera parte
segunda
tercera
cuarta
quinta
sexta
septima
caminé las cuadras que me separaban del hostel.
cuando llegué me estaba esperando afuera. bermudas rojas, anteojos sobre la cabeza, sonreía.
estás muy bueno, pensé. puta.
lo saludé de lejos con la mano. corrió hasta donde estaba y me alzó.
¿¿¿te alzó??? preguntó m.- después.
si, me alzó. onda, me agarró del culo y me alzó.
siempre te alzan, protestó. a mi nunca me hacen esas cosas...
tal vez porque medís 1.85 corazón, le dije, pegandole en el hombro.
o que hace diez años que estoy de novia, gruñó.
también, asentí con la cabeza, comprensiva.
matthias, entonces, me alzó.con una mano me sostenía del culo, con la otra de la espalda. recosté mi cabeza sobre su hombro. quiero quedarme acá, pensé. me mordisquó la oreja y me susurró:
- ¿se pasó?
lo miré, preguntandole con la mirada qué.
- you were angry whit me. you are ok now?
belén.- no.
- daleeee
belén.- bajame.
- your angry again? muy angry siempre vos.
me causó gracia que aún en otro medio idioma, matthias me hubiese sacado la ficha tan rápido. recordé cuando mi mamá me decía que mi problema era la transparencia, dejaba tan en claro lo que era desde el principio que asustaba.
peleamos un ratito hasta que logré soltarme. me dijo cosas lindas que no recuerdo, pavadas. caminamos varias cuadras en silencio hasta que llegamos a la playa. de pronto me agarró la mano. me sentí incómoda, el gesto de parejita consolidada de ir de la mano siempre me molestó. además, me pone nerviosa, me traspira la mano, le transpira a él, es un bajón. aguanté unos minutos y me solté.
fue una tarde larguisima. en general cuando uno la pasa bien las horas se pasan rápido, pero no ese día. todo iba en slow motion, de hecho, no recuerdo demasiado, solo la sensación de que eso no se terminaba más. sentados en la arena charlamos poco, dormitamos otro poco. nos quedamos ahí hasta que todos se fueron de la playa. el mar durante la noche es uno de mis lugares preferidos. el silencio, la arena fría, el murmullo alejado, todo desaparece frente a la inmensidad. un escalofrío, seguido de varios más, indicó que la brisa ya no estaba en niveles tolerables. nos levantamos e hicimos el camino inverso.
sin decir una palabra me besó en la entrada de su hostel. esta vez no se dio vuelta, ni se volvió, ni sonrió, ni nada.
era el adios.
continuará...
primera parte
segunda
tercera
cuarta
quinta
sexta
septima
caminé las cuadras que me separaban del hostel.
cuando llegué me estaba esperando afuera. bermudas rojas, anteojos sobre la cabeza, sonreía.
estás muy bueno, pensé. puta.
lo saludé de lejos con la mano. corrió hasta donde estaba y me alzó.
¿¿¿te alzó??? preguntó m.- después.
si, me alzó. onda, me agarró del culo y me alzó.
siempre te alzan, protestó. a mi nunca me hacen esas cosas...
tal vez porque medís 1.85 corazón, le dije, pegandole en el hombro.
o que hace diez años que estoy de novia, gruñó.
también, asentí con la cabeza, comprensiva.
matthias, entonces, me alzó.con una mano me sostenía del culo, con la otra de la espalda. recosté mi cabeza sobre su hombro. quiero quedarme acá, pensé. me mordisquó la oreja y me susurró:
- ¿se pasó?
lo miré, preguntandole con la mirada qué.
- you were angry whit me. you are ok now?
belén.- no.
- daleeee
belén.- bajame.
- your angry again? muy angry siempre vos.
me causó gracia que aún en otro medio idioma, matthias me hubiese sacado la ficha tan rápido. recordé cuando mi mamá me decía que mi problema era la transparencia, dejaba tan en claro lo que era desde el principio que asustaba.
peleamos un ratito hasta que logré soltarme. me dijo cosas lindas que no recuerdo, pavadas. caminamos varias cuadras en silencio hasta que llegamos a la playa. de pronto me agarró la mano. me sentí incómoda, el gesto de parejita consolidada de ir de la mano siempre me molestó. además, me pone nerviosa, me traspira la mano, le transpira a él, es un bajón. aguanté unos minutos y me solté.
fue una tarde larguisima. en general cuando uno la pasa bien las horas se pasan rápido, pero no ese día. todo iba en slow motion, de hecho, no recuerdo demasiado, solo la sensación de que eso no se terminaba más. sentados en la arena charlamos poco, dormitamos otro poco. nos quedamos ahí hasta que todos se fueron de la playa. el mar durante la noche es uno de mis lugares preferidos. el silencio, la arena fría, el murmullo alejado, todo desaparece frente a la inmensidad. un escalofrío, seguido de varios más, indicó que la brisa ya no estaba en niveles tolerables. nos levantamos e hicimos el camino inverso.
sin decir una palabra me besó en la entrada de su hostel. esta vez no se dio vuelta, ni se volvió, ni sonrió, ni nada.
era el adios.
continuará...