mis padres fueron radicales, yo soy peronista, lo de progre vino por default. no entiendo lo de guardar secretos y siempre lloro en todas las sesiones con mi analista así siento que no desperdicio 700 pé. mi último gran descubrimiento es que soy una discapacitada vincular. lo específico nunca fue mi fuerte, amo odiarme y te juro que soy mejor con la cara en movimiento.

la unica diferencia entre la realidad y la ficción es que la ficción debe ser verosímil .- mark twain

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dijo de belén el caricaturista historiador bobrow: "el idiolecto de la autora de este blog asume todos los tópicos culturales más políticamente incorrectos de occidente sin por ello asumir su carga ideológica".

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lunes, 12 de noviembre de 2018

una (pequeña) historia de amor

este año comencé a hacer algo que nunca había hecho.
si bien hace mucho camino sola, ceno o almuerzo sola en restaurantes y me siento sola en cafés y bares, incluso he ido a fiestas sin conocer a nadie, nunca me había animado a ir al cine sola.
no se por qué, la verdad. tenía la idea de que la soledad se acentuaba demasiado en una sala enorme sin compañía.
con múltiples dificultades para lograr que mis amigas me acompañen (la letanía de insistir cada vez que sale una peli que quiero ver y los capaz que nunca se concretan y se achiclan hasta que la pelicula desaparece de cartel), en abril hice mi primera salida sola (con un incidente divertido el cual narré en un pequeño cuento que en algún momento compartiré) y a partir de ahí no pude parar.

no se cómo me perdí de esta experiencia durante 30 años, la verdad. decidir la película sin tener que esperar el visto bueno de nadie, no coordinar horarios, hacer una merienda o cena pos o pre función en silencio, no tener que compartir mis sensaciones ni tener que dar explicaciones al resto, no tener que DEBATIR sobre lo visto posteriormente. todo era ganancia pura.

hoy, después de 3 intentos de ir a ver la película de queen con amigas, decidí ir a verla sola. salí de terapia y después de una lluvia que no esperaba y que por supuesto me empapó, llegué al cinemark de avenida la plata chorreando, literalmente.
el horario era uno de esos horarios ridículos dónde nadie habita las salas, pero increíblemente había gente. 4 parejitas distribuidas por la sala, dos grupos de amigos adolescentes haciendo un ruido insoportable con pochoclos y un grupo de doñas que se veía habían venido directo de tomar el té y hablaban del pobrecito de freddy.

yo llegué 20 minutos después de la hora de inicio y pensé que me había perdido la primera parte pero no. miré en la oscuridad la fila y caminé hasta la 7. en la butaca al lado del pasillo había despatarrado un pibe. el único solitario, además de belén (o sea, yo), por lo que pude chequear a partir de un paneo rápido de la sala. lo miré y lo vi cómodo, ensimismado en su celular. las colas todavía no habían terminado. me paré al lado y le pedí permiso. me miró sorprendido y calculé que debía tener mi edad. el pelo negro despeinado por la lluvia y una cara  masculina mas bien clásica, extremadamente pálida y llena de pecas. me pidió perdón, se paró y me dejó pasar. conté las butacas y vi que en la fila solitaria estaba él, una butaca vacía y la mia. tuve el impulso de sentarme al lado, pero pensé que tal vez se sintiese acosado. lo cierto es que yo había sacado la entrada el día anterior por internet y no había nadie en la fila, asique él había elegido un espacio vacío adrede entre la ocupada y la suya.

me senté y comencé a moverme porque nunca se cómo poner mis piernas en el cine. las butacas suelen ser muy altas y cómo mis patas no llegan al piso enseguida comienzan a adormecerseme. mientras me ponía de costado y juntaba una rodilla contra mi pecho levanté la vista y lo vi mirarme con curiosidad. le sostuve la mirada, envalentonada por la oscuridad tenue que nos rodeaba. él me sonrió.

la película comenzó pronto y a medida que avanzaba me di cuenta de que ambos estábamos atentos a las percepciones del otro. si él se reía, yo sonreía, si yo seguía el ritmo con mi pie, él comenzaba a hacerlo también. de pronto comencé a llorar, no porque la película me emocionara (me resultó francamente mala: es la historia oficial de brian may y roger, ellos son los buenos y freddie el que se equivoca siempre, hay un discurso moralizante horrible sobre el ¨modo de vida¨ de freddie sobrevolando toda la película, los personajes no tienen ningún tipo de profundidad y de un segundo a otro pasan de desconocidos a mejores amigos, el guión es pésimo, presentan a freddy como un idiota que se deja llevar por las narices por las malas compañías; la caracterización de su juventud es un horror y todo parece sumamente fácil en el recorrido del éxito. si hay algo de cierto en la aparente soledad de freddie - todos son felices y hacen todo bien menos él que no comprende del todo que queen es su familia y se deja llevar por la avaricia - deberían haberla explotado más) sino porque la voz de freddie me hace francamente feliz. escucharlo en sonido estéreo envolvente me generó una sensación de angustia total. (estoy pre menstrual además, digamos todo).
primero las lágrimas cayeron casi imperceptiblemente pero pronto fueron acompañadas de un lloriqueo ridículo que no supe controlar.
mi compañero de fila me miró un par de veces disimuladamente y yo me mordí el labio intentando silenciar la angustia. 
la escena final de la película, que básicamente es la recreación de los veinte minutos del concierto de live aid en wembley en julio de 1985 (y solo eso, gente, para eso me hubiesen pasado el concierto original y todos disfrutabamos más con el freddie de verdad) me estrujó la garganta de forma inigualable y los lagrimones se hicieron mares. cuando se recrean los juegos vocales entre freddie y su público, mi compañero comenzó a llorar también e, intempestivamente, se cambió a la butaca a mi lado.
lo miré sorprendida mientras con las manos intentaba secarme los ojos para no parecer tan psiquiátrica, pero él siguió con los ojos fijos sobre la pantalla. quise decir algo pero no se me ocurrió qué, asique volví a mirar al frente y a intentar sorber mis mocos lo más digna y silenciosamente posible.
concentrandome en eso estaba cuando mi compañero, con un movimiento natural, me agarró la mano. mi cara se enrojeció y un calor intenso se apoderó de mis mejillas. el corazón empezó a latirme más rápido y las lágrimas comenzaron a caer mas espaciadamente.
no me animé a mirarlo. no sé si él me miró. solo dejé que me acariciara la mano y la apretase suavemente acompañando los cambios de ritmo del freddie falso de la pantalla.

al finalizar - abrupta y ridículamente, debo decir - la película, nos quedamos en silencio escuchando los temas que musicalizaban las colas.
el cine se vació y solo quedamos nosotros. las luces se prendieron y nos miramos en silencio. un poco torpe, mi compañero me hizo una especie de apretón de manos y se levantó como si le hubiese dado una descarga eléctrica.
sin que nadie hubiese articulado palabras, se alejó por el pasillo.
yo me levanté lentamente, todavía un poco anonadada. subí lentamente las escaleras del pasillo y cuando salí miré buscandolo pero solo me crucé con una empleada precarizada del complejo que me miró sin ganas de vivir.

afuera llovía torrencialmente.
me acerqué a la puerta de vidrio del cine y pensé que me gustaba mucho buenos aires bajo la lluvia.
tomé coraje y salí. miré a la vereda de enfrente y vi a mi compañero de fila refugiado en una galería. él también me vió y me saludó con una mano y una sonrisa generosa. luego se metió por el pasillo.
yo también le sonreí.

me pareció bien.

2 comentarios:

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