pedro empieza acá
sigue acá
esta es la tercera parte
y esta la cuarta
era raro lo de pedro. buscaba todo el tiempo que nos viésemos, pero siempre con otra gente. me desconcertaba. me escribía mails diariamente desde el trabajo, me contaba de su día, sus proyectos, de lo genial que le parecía yo y las ganas que tenía de verme y de abrazarme. si, abrazarme decía.
la situación de histeriqueo se estiró tres o cuatro meses, hasta que, de un día para el otro, me agotó.
dejé de contestarle los mails. suelo ser bastante definitiva en mis decisiones. me cuesta tomarlas, pero a medida que la vida me transcurre, mi cerebro va deglutiendo las variables y opciones a considerar de forma casi inconsciente. y un día, cualquiera, sin que ocurra nada especial, me despierto y la decisión está tomada. el hilo se cortó, la persiana bajó. cuando eso sucede, es bastante difícil moverme de mi posición. nada queda, salvo la nada.
sin embargo, los acontecimientos dieron vuelta esa situación.
era el cumpleaños de una amiga en común, y me puse linda. en otra circunstancia hubiese ido de jeans y zapatillas, pero sabía que él iría y, aunque tuviese una decisión totalmente tomada e inamovible, quería que notara que era lo que se había perdido, por pelotudo.
me até el pelo en una colita alta y me planché el flequillo. me pinte los ojos (cosa que no hago a menudo, la verdad) de azul. un short de jean, una remera negra con pequeños brillos y de escote marylin y unas sandalias bastante altas contemplaron el atuendo. me miré al espejo y me gusté. me tiré un besito, me puse la campera de jean y decidí que ese día, sería la mas linda del lugar. pedro se retorcería sobre si mismo.
llegué bastante tarde. saludé a mi amiga que estaba bastante ocupada con su chongo de ocasión, y lo vi en una esquina del pub. jean, zapatillas topper, camisa a cuadros y el pelo despeinado le daban un look entre desaliñado y rebelde que me gustó. me miró directamente y yo le mantuve la mirada unos 4 segundos y se la aparté. pedro para mi no existía esa noche, estaba más que decidido.
pronto estaba bailando con un morocho que se movía bastante bien y sonreía todo el tiempo. pero no podía concentrarme, estaba demasiado pendiente de él. ¿dónde estaba pedro? ¿con quién? ¿qué hacía?.
cada vez que me volteaba disimuladamente a mirar su rincón contra la barra lo veía mirándome, fijamente.
cambié mi partener de baile pero no mi molestia creciente. lo miré otra vez, y otra, y otra, seguía mirándome. me enfurecí, ¿qué hacía?.
dos horas pasaron en donde me dediqué a ignorarlo todo lo que pude pero su presencia directa y observadora me generaba cada vez mas odio. ¿se iba a quedar toda la noche mirándome? ¿por qué no se acercaba entonces?.
bueno, claro, no se acercaba porque le corté el rostro explícitamente, pero dale. dejá de mirarme. y sino vení y no se, dame un beso. ¿pero eso? ¿qué era eso que hacía?.
agitada, me paré en seco. dejé a mi compañero de baile en medio de la pista, me sequé el sudor y me acerqué decidida. el no movió ni un músculo, ni de su cara ni de su cuerpo, y observó plácidamente mi acercamiento.
estuvimos un minuto en silencio, y, dado que no parecía dispuesto a decir una palabra, ataqué.
belén.- ¿qué hacés?
pedro.- ...
belén.- ¿qué querés?
pedro.- ¿yo? nada.
belén.- entonces dejame en paz.
pedro.- ¿qué tan enojada estás conmigo y por qué exactamente?
se tomó de sopetón la cerveza que tenía en la mano y enfiló la botellita vacía con otras 6 que había liquidado en la barra.
belén.- no estoy enojada.
pedro.- ahh.
belén.- ...
pedro.- ...
belén.- solo quiero que dejes de molestarme (o que me des un beso de una vez, pensé enfurecida)
pedro.- ¿te molesta mi presencia?
belén.- no, no es eso (si, me molesta, me molesta que no me quieras, pelotudo)
pedro entrecerró los ojos y me miró divertido mientras el barman le abría otra botellita.
belén.- me molesta que... (¿qué es lo que me molesta?)
pedro.- ...
belén.- que me... (qué es qué es)
pedro.- ...
belén.- que me mires (ahhh, barrileta cósmica)
pedro sonrió abiertamente y ladeó su cabeza hacia un costado. me contestó tranquilamente.
pedro.- me gusta mirarte.
belén.- bueno, pero no, no, no podés (¿no podés????)
pedro.- me parece que puedo.
belén.- no me causa gracia todo esto.
pedro.- a mi tampoco, es muy serio. defiendo la libertad de visión tanto como la de prensa.
belén.- sos un gil.
pedro.- si, eso si.
belén.- bueno, chau.
pedro.- chau.
me alejé diez pasos decidida a no volver a mirarlo en toda la noche.
durante 20 minutos mi cabeza se concentró en no voltear a su rincón.
pero de pronto me desconcentré y volví a mirar a la barra, buscándolo.
ya no estaba.
sigue acá
esta es la tercera parte
y esta la cuarta
era raro lo de pedro. buscaba todo el tiempo que nos viésemos, pero siempre con otra gente. me desconcertaba. me escribía mails diariamente desde el trabajo, me contaba de su día, sus proyectos, de lo genial que le parecía yo y las ganas que tenía de verme y de abrazarme. si, abrazarme decía.
la situación de histeriqueo se estiró tres o cuatro meses, hasta que, de un día para el otro, me agotó.
dejé de contestarle los mails. suelo ser bastante definitiva en mis decisiones. me cuesta tomarlas, pero a medida que la vida me transcurre, mi cerebro va deglutiendo las variables y opciones a considerar de forma casi inconsciente. y un día, cualquiera, sin que ocurra nada especial, me despierto y la decisión está tomada. el hilo se cortó, la persiana bajó. cuando eso sucede, es bastante difícil moverme de mi posición. nada queda, salvo la nada.
sin embargo, los acontecimientos dieron vuelta esa situación.
era el cumpleaños de una amiga en común, y me puse linda. en otra circunstancia hubiese ido de jeans y zapatillas, pero sabía que él iría y, aunque tuviese una decisión totalmente tomada e inamovible, quería que notara que era lo que se había perdido, por pelotudo.
me até el pelo en una colita alta y me planché el flequillo. me pinte los ojos (cosa que no hago a menudo, la verdad) de azul. un short de jean, una remera negra con pequeños brillos y de escote marylin y unas sandalias bastante altas contemplaron el atuendo. me miré al espejo y me gusté. me tiré un besito, me puse la campera de jean y decidí que ese día, sería la mas linda del lugar. pedro se retorcería sobre si mismo.
llegué bastante tarde. saludé a mi amiga que estaba bastante ocupada con su chongo de ocasión, y lo vi en una esquina del pub. jean, zapatillas topper, camisa a cuadros y el pelo despeinado le daban un look entre desaliñado y rebelde que me gustó. me miró directamente y yo le mantuve la mirada unos 4 segundos y se la aparté. pedro para mi no existía esa noche, estaba más que decidido.
pronto estaba bailando con un morocho que se movía bastante bien y sonreía todo el tiempo. pero no podía concentrarme, estaba demasiado pendiente de él. ¿dónde estaba pedro? ¿con quién? ¿qué hacía?.
cada vez que me volteaba disimuladamente a mirar su rincón contra la barra lo veía mirándome, fijamente.
cambié mi partener de baile pero no mi molestia creciente. lo miré otra vez, y otra, y otra, seguía mirándome. me enfurecí, ¿qué hacía?.
dos horas pasaron en donde me dediqué a ignorarlo todo lo que pude pero su presencia directa y observadora me generaba cada vez mas odio. ¿se iba a quedar toda la noche mirándome? ¿por qué no se acercaba entonces?.
bueno, claro, no se acercaba porque le corté el rostro explícitamente, pero dale. dejá de mirarme. y sino vení y no se, dame un beso. ¿pero eso? ¿qué era eso que hacía?.
agitada, me paré en seco. dejé a mi compañero de baile en medio de la pista, me sequé el sudor y me acerqué decidida. el no movió ni un músculo, ni de su cara ni de su cuerpo, y observó plácidamente mi acercamiento.
estuvimos un minuto en silencio, y, dado que no parecía dispuesto a decir una palabra, ataqué.
belén.- ¿qué hacés?
pedro.- ...
belén.- ¿qué querés?
pedro.- ¿yo? nada.
belén.- entonces dejame en paz.
pedro.- ¿qué tan enojada estás conmigo y por qué exactamente?
se tomó de sopetón la cerveza que tenía en la mano y enfiló la botellita vacía con otras 6 que había liquidado en la barra.
belén.- no estoy enojada.
pedro.- ahh.
belén.- ...
pedro.- ...
belén.- solo quiero que dejes de molestarme (o que me des un beso de una vez, pensé enfurecida)
pedro.- ¿te molesta mi presencia?
belén.- no, no es eso (si, me molesta, me molesta que no me quieras, pelotudo)
pedro entrecerró los ojos y me miró divertido mientras el barman le abría otra botellita.
belén.- me molesta que... (¿qué es lo que me molesta?)
pedro.- ...
belén.- que me... (qué es qué es)
pedro.- ...
belén.- que me mires (ahhh, barrileta cósmica)
pedro sonrió abiertamente y ladeó su cabeza hacia un costado. me contestó tranquilamente.
pedro.- me gusta mirarte.
belén.- bueno, pero no, no, no podés (¿no podés????)
pedro.- me parece que puedo.
belén.- no me causa gracia todo esto.
pedro.- a mi tampoco, es muy serio. defiendo la libertad de visión tanto como la de prensa.
belén.- sos un gil.
pedro.- si, eso si.
belén.- bueno, chau.
pedro.- chau.
me alejé diez pasos decidida a no volver a mirarlo en toda la noche.
durante 20 minutos mi cabeza se concentró en no voltear a su rincón.
pero de pronto me desconcentré y volví a mirar a la barra, buscándolo.
ya no estaba.
BELÉN POR FAVORRRRRRRRR SEGUÍ LA HISTORIAAA ! JAJAJA
ResponderEliminarHu espero que halla terminado en algo pasional o similar,
ResponderEliminarTe sigo!
Besos
Cinn
Ay Dios! Q agonia! Quiero saber q pasooooo??!...jeje Muy bueno Belen. Me encantan tus historias ;)
ResponderEliminarY no supiste más nada de él??? grrrrr mmmkjhfgnh ahhhhhhhhh!
ResponderEliminaraaaaaaaajajaja muy bueno (somos terribles, éh?)
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