no puedo parar.
la cabeza me maquina a mil. estupideces, puras estupideces. como si pensar me soltara de la mierda que implica estar aca, sentada, angustiada. angustiada porque la cabeza me maquina a mil, claro.
te fuiste definitivamente y es un alivio para mi saber que ni vos ni yo vamos a tener nada que ver. hacia rato ya que no, pero ahora es definitivo. borrar tu celular fue el acto simbólico de saberte lejos de mi, finalmente, y sentirme libre. libre y sola. sola como estaba cuando estabas acá colgado, claro, pero no se notaba tanto, porque la soledad con sombras alrededor se nos hace menos sola aunque no sirvas para nada.
y estoy aca. desorientada. se exactamente que es lo que tengo que hacer, pero no lo hago. mi cerebro me da órdenes cada vez mas desesperadas, pero sigo aca. soy como una barra espaciadora tildada moviendose rítmicamente por la hoja de word en blanco sin escribir nada, solo titilando.
es una materia. una última materia. después de seis años, es nada. es chicle. pegoteada en mis dedos, sin poder sacarla. nada no, chicle. materia del orto.
y me da hambre. me contengo un rato, media hora. "hoy no fuiste al gimnasio porque ibas a estudiar. no estudiaste, no te moviste, por lo menos no comas como una cerda" mi cerebro traquetea, no me deja en paz.
a la hora la ansiedad me gana, no puedo evitarlo,
haciendome la boluda me voy a preparar un mate y
como una barra de cereal.
y después una manzana. y una galletita de salvado.
"mañana vas al gimnasio dos horas, gordita". no. basta.
vuelvo a la cocina. abro la heladera, los potes con tapa verde manzana es lo único que hay.
¿por qué elijen el color verde? que color de mierda el verde. ¿y si me hago unas tostadas?, total mañana voy al gimnasio, capaz.
me duele la cabeza. pero no para, no para nunca el hijo de puta. forro, ojalá tuvieses esa capacidad de movimiento cuando el susodicho me sonrie para decirle algo en vez de esbozar esa media sonrisa pelotuda que parece más una sonrisa de me estoy cagando que de uy si, no me interesa un carajo lo que me estás diciendo pero sos vos asique seguí que te sigo, te sigo a todas partes, je.
"si seguís comiendo así vas a tener que conseguir una silla de ruedas para poder seguirlo"
sos un cerebro de anorexica hijo de puta, como carajo llegaste acá.
vuelvo a abrir la alacena y como
otra barra de cereal. y un yogur ser,
y la puta madre que me re mil parió ailén, no hay nada que tenga mas de 150 calorías en esta puta cocina, que alguien me explique cómo carajo ahogo la angustia existencial y a mi cerebro con dosis de 100 calorías.
dejame vivir, hijo de puta.
me lo merezco.
en serio.
la cabeza me maquina a mil. estupideces, puras estupideces. como si pensar me soltara de la mierda que implica estar aca, sentada, angustiada. angustiada porque la cabeza me maquina a mil, claro.
te fuiste definitivamente y es un alivio para mi saber que ni vos ni yo vamos a tener nada que ver. hacia rato ya que no, pero ahora es definitivo. borrar tu celular fue el acto simbólico de saberte lejos de mi, finalmente, y sentirme libre. libre y sola. sola como estaba cuando estabas acá colgado, claro, pero no se notaba tanto, porque la soledad con sombras alrededor se nos hace menos sola aunque no sirvas para nada.
y estoy aca. desorientada. se exactamente que es lo que tengo que hacer, pero no lo hago. mi cerebro me da órdenes cada vez mas desesperadas, pero sigo aca. soy como una barra espaciadora tildada moviendose rítmicamente por la hoja de word en blanco sin escribir nada, solo titilando.
es una materia. una última materia. después de seis años, es nada. es chicle. pegoteada en mis dedos, sin poder sacarla. nada no, chicle. materia del orto.
y me da hambre. me contengo un rato, media hora. "hoy no fuiste al gimnasio porque ibas a estudiar. no estudiaste, no te moviste, por lo menos no comas como una cerda" mi cerebro traquetea, no me deja en paz.
a la hora la ansiedad me gana, no puedo evitarlo,
haciendome la boluda me voy a preparar un mate y
como una barra de cereal.
y después una manzana. y una galletita de salvado.
"mañana vas al gimnasio dos horas, gordita". no. basta.
vuelvo a la cocina. abro la heladera, los potes con tapa verde manzana es lo único que hay.
¿por qué elijen el color verde? que color de mierda el verde. ¿y si me hago unas tostadas?, total mañana voy al gimnasio, capaz.
me duele la cabeza. pero no para, no para nunca el hijo de puta. forro, ojalá tuvieses esa capacidad de movimiento cuando el susodicho me sonrie para decirle algo en vez de esbozar esa media sonrisa pelotuda que parece más una sonrisa de me estoy cagando que de uy si, no me interesa un carajo lo que me estás diciendo pero sos vos asique seguí que te sigo, te sigo a todas partes, je.
"si seguís comiendo así vas a tener que conseguir una silla de ruedas para poder seguirlo"
sos un cerebro de anorexica hijo de puta, como carajo llegaste acá.
vuelvo a abrir la alacena y como
otra barra de cereal. y un yogur ser,
y la puta madre que me re mil parió ailén, no hay nada que tenga mas de 150 calorías en esta puta cocina, que alguien me explique cómo carajo ahogo la angustia existencial y a mi cerebro con dosis de 100 calorías.
dejame vivir, hijo de puta.
me lo merezco.
en serio.
me encantó jaja, cabezas maquinolas las de virgo
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