nunca fui fanática de nada.
el lunes pasado, hablaba de eso con mi psicologa (empecé hace un mes, lo último que me faltaba para completar mi cuadro de perfecta pequeño burguesa).
no tomo, no fumo, no me drogo, no me fanatizo. mi vida es un constante equilibrio entre una auto disciplina natural que cargo conmigo desde hace años. nunca pensé que pudiese cambiar el mundo. mis deseos siempre fueron limitados. soy de esa clase de gente que prefiere volar bajito para evitar los porrazos importantes y que tiembla de solo pensar en lanzarse al vacio.
por eso mismo, también, me desilusiono fácil. cualquier cosa me suena a fracaso y me cuesta volver a confiar. todo sirve de alerta para decirme: ¿viste? no tendrías que haber...
con los kirchner fue así. lo vi a nestor por primera vez en puerto madryn. mi vieja me dijo un día: viene a hablar ese candidato a presidente que no conoce nadie, el de santa cruz, ¿querés que lo vayamos a ver?
duhalde todavía no lo habia bendecido y su intención de voto no subia del 2%.
fuimos. me gustó como habló. después apareció duhalde y mi desconfianza se acentuó.
no lo voté.
con el tiempo me empezó a sorprender. para alguien que siempre espera lo peor, como yo, no era cosa dificil si hacias algo mas o menos bien. sin embargo vengo de familia progre no peronista (que no es lo mismo que anti peronista) y con fuerte tendencia a votar a radicales, por lo que asociarme a alguien como nestor era complicado, por lo menos ideologicamente. sin embargo me notaba distinta. notaba que lo defendía con demasiado animosidad de las quejas lanatescas radicales tan típicas de mis padres.
poco a poco me fui ilusionando. despacio, siempre despacio. para alguien como yo, que creció durante el menemismo convencida de que la politica era una cagada plagada de mierda y corrupción (si, yo veía a lanata en día D junto a mi padre) esto era algo asombroso. todas las semanas había una buena noticia que festejar, una medida que aplaudir, un discurso que mencionar.
me sorprendió que ese 27 de octubre del 2010 me encontrara llorandote, nestor. no a vos, en realidad. lloraba mi frustración. otra vez el porrazo fuerte cuando intenté mirar hacia arriba en vez de hacia abajo, otra vez la caida y la desilusión. dado mi pesimismo, pensé que todo se complicaba. que mejor mirar hacia abajo otra vez, que era necesario que volviesemos a volar bajito. ahora si, sin vos, cualquier viento del sur un poco fuerte nos iba a desestabilizar. me enojé por bajar mis defensas, por haberte creido, por que me hayas emocionado. ¿cómo te vas a morir ahora, nestor? ¿y ahora qué?
fui a la plaza. me encontré con gente. estaba enojada. y preocupada.
no pensé que cristina pudiera sola.
pero pudo.
estoy convencida de que si ese porrazo no la detuvo, nada va a poder.
ahora estoy tranquila. nos dejaste en buenas manos.
nunca fui fanática de nada, nestor. pero ahora de cristina si.
el lunes pasado, hablaba de eso con mi psicologa (empecé hace un mes, lo último que me faltaba para completar mi cuadro de perfecta pequeño burguesa).
no tomo, no fumo, no me drogo, no me fanatizo. mi vida es un constante equilibrio entre una auto disciplina natural que cargo conmigo desde hace años. nunca pensé que pudiese cambiar el mundo. mis deseos siempre fueron limitados. soy de esa clase de gente que prefiere volar bajito para evitar los porrazos importantes y que tiembla de solo pensar en lanzarse al vacio.
por eso mismo, también, me desilusiono fácil. cualquier cosa me suena a fracaso y me cuesta volver a confiar. todo sirve de alerta para decirme: ¿viste? no tendrías que haber...
con los kirchner fue así. lo vi a nestor por primera vez en puerto madryn. mi vieja me dijo un día: viene a hablar ese candidato a presidente que no conoce nadie, el de santa cruz, ¿querés que lo vayamos a ver?
duhalde todavía no lo habia bendecido y su intención de voto no subia del 2%.
fuimos. me gustó como habló. después apareció duhalde y mi desconfianza se acentuó.
no lo voté.
con el tiempo me empezó a sorprender. para alguien que siempre espera lo peor, como yo, no era cosa dificil si hacias algo mas o menos bien. sin embargo vengo de familia progre no peronista (que no es lo mismo que anti peronista) y con fuerte tendencia a votar a radicales, por lo que asociarme a alguien como nestor era complicado, por lo menos ideologicamente. sin embargo me notaba distinta. notaba que lo defendía con demasiado animosidad de las quejas lanatescas radicales tan típicas de mis padres.
poco a poco me fui ilusionando. despacio, siempre despacio. para alguien como yo, que creció durante el menemismo convencida de que la politica era una cagada plagada de mierda y corrupción (si, yo veía a lanata en día D junto a mi padre) esto era algo asombroso. todas las semanas había una buena noticia que festejar, una medida que aplaudir, un discurso que mencionar.
me sorprendió que ese 27 de octubre del 2010 me encontrara llorandote, nestor. no a vos, en realidad. lloraba mi frustración. otra vez el porrazo fuerte cuando intenté mirar hacia arriba en vez de hacia abajo, otra vez la caida y la desilusión. dado mi pesimismo, pensé que todo se complicaba. que mejor mirar hacia abajo otra vez, que era necesario que volviesemos a volar bajito. ahora si, sin vos, cualquier viento del sur un poco fuerte nos iba a desestabilizar. me enojé por bajar mis defensas, por haberte creido, por que me hayas emocionado. ¿cómo te vas a morir ahora, nestor? ¿y ahora qué?
fui a la plaza. me encontré con gente. estaba enojada. y preocupada.
no pensé que cristina pudiera sola.
pero pudo.
estoy convencida de que si ese porrazo no la detuvo, nada va a poder.
ahora estoy tranquila. nos dejaste en buenas manos.
nunca fui fanática de nada, nestor. pero ahora de cristina si.
muy bueno este diario che. me gusta.
ResponderEliminaresta entrada en particular es genial.
Me parece que, si quisiera explicarme dentro de unos años cómo se imaginaba la vida cierta fracción de la clase media argentina, tendría que recurrir a este personaje de una piba que parece aceptar con tan cándida honestidad que el kirchnerismo es una "ilusión", una forma de la fantasía consolatoria (típicamente trivial, pequeñoburguesa) de "estar en buenas manos". La fantasía trivial del "hombre fuerte", al fin y al cabo, pero este hombre fuerte tiene un rostro humano y habla el lenguaje (emotivo, persuasivo, tan irresistiblemente convincente para las clases medias) de la publicidad, o de la ideología oficial, que siempre fueron masomenos lo mismo.
Obviamente que me parece ideológicamente despreciable por muchas buenas razones, pero en serio me parece muy bien hecho. Casi tan bueno como un capítulo de La Tración de Rita Hayworth (El "Diario de Esther", por ejemplo, que consulto cuando quiero saber como se imaginaba al peronismo la clase media de los '60).
No lo digo irónicamente ni nada, eh!
Además, yo también soy un pequeñoburgués.
Saludos!
ehhh.. tengo mis dudas. Este post es del 2011, a hoy 2013, cuál es tu impresión sobre Christina????
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