el primero de ellos era el de mi mamá. era un mundo bastante feliz, en donde tenía todo lo que necesitaba; el tema es que no lo sabía. además de que claro, tengo el gen. ese gen que me inclina indefectiblemente a quejarme como habito preferido, ricuts clave de mi cotidaneidad. cuando manejo, por ejemplo, el gen se expresa en todo su esplendor: me quejo si me pasan, (¿estás apurado?), me quejo si andan delante mio lento (¿no tenés nada que hacer no?), me quejo si me pasan por derecha (la izquierda señora, se pasa por izquierda), me quejo si me pasan por izquierda (¿¿pero quiennn soooosss, schumajer??). entonces claro, tiendo a concentrarme en lo negativo de las situaciónes. así, no me enteré de que si eso no era la felicidad, se le parecía mucho; aunque cuando uno no tiene pá comparar, ignorar la felicidad esta casi disculpado. el mío era un hogar típico clasemediero, una madre médica que vivía para mi, donde éramos radicales progresistas: si al aborto, si a la educación publica, si a las puteadas ( siempre que no incluyesen órganos sexuales o estuviesen vinculadas con el acto sexual - recuerdo el horror de mi madre esa temporada en donde se puso de moda entre mis aledaños decir que hacer algo nos daba “paja”-), si a la educación sexual (siempre en abstracto, claro esta, tampoco tenemos por qué ser demasiado gráficos), no a decir negros de alma (aunque mirando a la gente con gorrita con ligera desconfianza), si a la comida casera, si a la homosexualidad (aunque cada vez que se hablaba de mi amiga p.- se aclaraba: esa chica divina, la que es lesbiana), todo bien con el peronismo, pero lejos (al fin y al cabo, decía mi mamá tras ver algún caso de corrupción, son peronistas), una negación cuasi velada de la política (hay que intentar cambiar al mundo, pero la verdad es que estamos tan cagados que es imposible); si a lanata (aunque en defensa podemos decir que todavía no era tan impresentable), si a el sexo antes del casamiento (pero con pareja estable y con amor), no a la iglesia ( pero si a la creencia de un ser superior construido a piaccere por uno mismo así nos quedaba mas cómodo); si a rodolfo walsh (pero tambien a chopra y a bucay), no a irse del país (pero si a decir que acá ya no se puede vivir); no a comprar una tele ni a ver chiquititas ( pero si a ver noticieros para informarnos), no a los productos diet ni transgénicos, si a la enseñanza de ingles obligatoria (pero no a eeuu), si a rebelarse contra las autoridades de la escuela (pero no a tu madre), si a hacer lo que uno quiere (pero algo tenés que estudiar), si a la libertad (pero mientras pensá en el futuro), si a los preservativos (pero nunca hablar del sexo oral), si a la democracia, pero este país de mierda no sabe votar. en fin, soy un resultado típico de esa clase media aburguesada sin un mango que condensa lo mejor y lo peor de nuestro país. ser de clase media es contradicción inherente, es ser pero no ser al mismo tiempo, es quejarse pero no poder quejarse del todo, es estar satisfecho profesionalmente pero querer ganar mas, es querer cagar mas alto que el culo pero que no se vean caer los soretes, es llamar a un programa de radio para expresar tu indignación mientras te quedas en tu casa con el aire acondicionado prendido, es defender el hospital publico pero para que lo usen otros, es ser un eterno disconforme (es en definitiva ser el tomate del sanguich, muchas veces mas meramente decorativo que necesario para saciar el hambre).
ese fue mi primer mundo, allí me enseñaron que el sistema capitalista era injusto, que había que indignarse por los que menos tenían, y ser agradecido por lo que teníamos nosotros (aunque que lástima que nunca pudiéramos irnos de vacaciones). me enseñaron también a no esperar nada de los políticos, porque después de la rata (léase menem) era una utopía, pero que nunca había que dejar de votar, jamás, porque esta democracia nos la habíamos ganado (o tal vez no, inexplicablemente se la había ganado "lo mejor de esa generación maravillosa" que había desaparecido) pero bueno, como fuese, resultaba que la democracia es lo mejor a lo que podemos aspirar y punto.
y uno sale así, de esos lugares, como yo. casi pesimista (bueno, en eso pueden tener que ver los genes igual), crítico, informado, progre, indignado, responsable, defensor de la “cosa” pública, desconfiado, contradictorio y cada vez mas neurótico. así, para diferenciarme de mi primer mundo (y porque estudio historia) me hice peronista y kirchnerista (que no es lo mismo que hacerse primero kirchnerista y después peronista, eh). y acá estoy. una burgesita venida del interior, cínica y critica, medio progre, medio enana, con problemas para establecerse con alguien del sexo opuesto (- si un chico te molesta, patada en las bolas- decía(me) mi padre cuando era menor e inexperta, lo que en parte explicaría como me fue (de mal) con los hombres hasta el día de hoy). como sea, llegue a la gran ciudat y me encontré en el seno de la clase media soreta de este país (me entró una nostalgia extrema por los clasemedieros progres de mi niñez); esa clase media soreta que vota a macri y escucha a baby echecopar y cuya mayor preocupación es la inseguridad.
JAJA buenísimo, me encantó nena, de verdad me encantó. Una de tus mejores entradas. Estás para standup.
ResponderEliminarMuy bueno Aylen!!!
ResponderEliminarcambio la Y por I! nunca supe bien como era si aylen o ailen rectificado mi error besooo
ResponderEliminarCoincido con Maria, una de las mejores entradas.
ResponderEliminarSi, muy bueno este post.
ResponderEliminarLo que me deja pensando que la media de todo país de latinoamérica tiene el mismo pensamiento.
Por acá se nos cría de la misma forma y en la facultad conocemos del mismo tipo de gente que tu describis.
Mientras los redactabas de seguro sentías rabía, no?