esta historia empezó acá
y sigue acá, dónde mariano la rema
luego de una semana de hablar prácticamente todos los días, mariano propuso vernos. me sorprendió un poco la rapidez tras meses de lidiar con procastinadores compulsivos y chateadores seriales. se ve que tiene apuro en asesinarme, pensé, divertida, y le dije que si, que dale, que me parecía bien. total, él era quién iba a venir, a mi no me cambiaba nada.
propuso el viernes como un día posible y le dije que yo no tenía problema, pero le recordé que justo era en pleno G20 (¿se acuerdan del G20 y de todo eso de que el macrismo nos integraba al mundo?, qué épocas aquellas, no como hoy que si somos afortunados de tener luz nos tenemos que sentar encima de un ventilador liliana porque prender el aire acondicionado es tan solo un sueño). no iba a haber medios de transporte, y dado que vivíamos a 27 kilómetros la situación se complicaba. mariano me dijo que lo bancara, que iba a ver si el padre le prestaba el auto el sábado.
el viernes hablamos. yo cené con unas amigas y debatimos acerca de que tan fracaso sería mi próxima cita mientras chateaba con él. sin embargo, a eso de la medianoche mariano me dejó de contestar.
pensé que tal vez se habría dormido y no me preocupé. sin embargo, cuando se hizo sábado y no hubo mensaje mañanero ni intentos de comunicarse conmigo de su parte empecé a ponerme de mal humor. estaba segura de que mariano desaparecería. ya lo odiaba.
esperé hasta las 3 de la tarde y nada, silencio total. indignada, le escribí un mensajito escueto y neutral:
belén: hola, ¿venís al final?. avisame si no podés así no me clavo acá.
esperé la respuesta un rato largo, pero nada. ofuscada por poner fichas en desconocidos salidos de la internet, me tiré a dormir la siesta. habré (mal) dormido unos 30 minutos hasta que el celular vibró sobre la mesa de luz. estiré mi mano y abrí un ojo.
mariano: si, disculpame. estoy con un tema familiar. pero quiero verte si o si. no se bien cuando termino, pero ni bien salga, voy para allá.
suspiré y pensé que me iba a terminar cancelando a las diez de la noche. pensé que responder... no tenía un plan alternativo y parecía amable. decidí darle el beneficio de la duda.
belén: si querés nos vemos otro día. no hay apuro.
me odié por dejarle servida la puerta de escape, pero mariano no la tomó.
mariano: no. quiero verte. te aviso cuando termino.
miré la hora, eran las 5 de la tarde. volví a dejar el celular y me debatí si bañarme o esperar mejor la confirmación.
agarré de vuelta el celular y revisé las conversaciones que tuvimos. mariano era amable, se mostraba interesado, era divertido.
seguro que venía.
me levanté dispuesta a bañarme, me desnudé y prendí la ducha. cuando ya tenía una pierna adentro de la bañera, escuché vibrar de vuelta el celular.
ahí está la cancelación, pensé.
dejé que el agua siguiese corriendo. me sequé la pierna y corrí a mirar el celular para confirmar lo que ya sabíamos: mariano no vendría, ni siquiera para asesinarme.
mariano: te voy a besar de una. preparate.
me sonreí.
pobre mariano. no tenía ni puta idea.